Dicha pieza lo popularizó por su temática (el desamor y el abandono), pero también por la voz de Shannon que desprendía emoción y sinceridad, circunstancias que aparecerían siempre y a partir de entonces en todas sus creaciones. Asimismo, la canción destacó por el uso que hizo Max Crook (el tecladista) del Musitrón, que se convertiría en el primer sintetizador de la historia en ser utilizado dentro de una grabación del rock.