Lo llamaban “Snake Pit”, un estudio de grabación en el centro de Hitsville USA, en Michigan, donde se producía la música que llevaba el sello de Detroit o el sonido Motown a fin de cuentas. Y con eso quedaba todo establecido, porque en ello se inscribían gloriosas composiciones, el frenesí juvenil, voces de leyenda, arreglos sublimes y bases rítmicas históricas.
Hoy, los éxitos de los Four Tops, The Supremes, The Temptations, Marvin Gaye, Smokey Robinson & The Miracles, Martha & The Vandellas o de las Marvelettes, son temas clásicos inconmensurables que, generación tras generación, reciben el reconocimiento y la certificación de encapsular las emociones positivas en el corto espacio de una canción.