Los mitos, los íconos, ritos e hitos acompañados de la sonoridad electrónica definieron de la década de los noventa en adelante muchas de las actitudes, formas de ser, maneras de pensar y hasta gestos comunes del mundo entero. No fue un apocalipsis ni la explosión de nada, sólo el punto de llegada --crítico, eso sí-- de un momento histórico, y al mismo tiempo una nueva y seductora partida para ampliar las fronteras de todo.
La música siguió rompiendo los diques que estorban al entendimiento y a la comunicación. Los oídos debían estar más abiertos que nunca para interpretar los signos de aquel presente: grunge, britpop, trip hop, rock experimental, cyberpunk, unplugged, variaciones del metal, indie, anti-folk, rock industrial y alternativo, entre otros.