El fenómeno mediático la sorprendió sin preparación, sin defensas, y habido por mostrar sólo su lado oscuro. Fue víctima de ello, así como del amor malentendido y destructivo en varios sentidos; de un padre más interesado en el beneficio personal que en el de su hija, y de la insensibilidad de una industria que se afinca en las ganancias por sobre la materia prima: el artista.