Al inédito evento para manifestarse se le llamó Be-In, mientras en San Francisco surgía un mundo underground diferente y único habitado por los hippies. Aquel año vio con asombro la aparición de discos magistrales del rock, y también la muerte de un icono y el nacimiento de su intrascendencia convertida en marca de consumo: el Che Guevara. Pero igualmente supo que todo lo que se necesita es amor y, asimismo, que hay pueblos que saben a desdicha.