“Cuando yo era adolescente, igual que mis amigos universitarios, escuchábamos el rock y lo cantábamos fuerte en nuestras barricadas callejeras del mayo aquél. Desde entonces he oído nuevos discos durante décadas, pero de vez en vez vuelvo a oír aquellos temas, sin olvidarlos, y nunca dejo de preguntarme lo mismo: ¿Qué hay tan fuerte, tan auténtico, en la música de los años sesenta para que se puedan sentir aún hoy sus grandes ecos?”.