Lo hizo con Bob Dylan que, a su vez, en el texto de aceptación del Premio señaló los libros que han influido en su trabajo (“Moby Dick es un libro fascinante, un libro que está lleno de escenas y diálogos dramáticos. El libro te exige…”). Y tanto él como Morrison esgrimieron en el subtexto el mismo deseo borgiano: ser reconocidos como grandes lectores.