461. Mis rockeros muertos (2019)
La sola presencia de la muerte es razón suficiente para apreciar la vida. Y agarrarse a ella con fuerza, porque es lo único que en realidad nos pertenece. Como lo hace un recién nacido desde el mismo momento en que aparece y comienza a luchar por su propia existencia.
Algo semejante es lo que hacemos los seguidores del rock en momentos puntuales de nuestra vida, acudimos a una canción, a un disco, a un concierto, para aferrarnos a ella, para tomarnos un respiro, con la mirada perdida en esa perspectiva que sólo nosotros conocemos. Para desterrar lo pasado y quemar el lastre mientras escuchamos con emoción esa música que igualmente es sólo nuestra. Una manera de agradecer a los rockeros que nos han reconfortado y se han ido.