Fue conocido sobre todo como el Rey de Roma, y más adelante como El Aguilucho. El 20 de marzo de 1811, Napoleón I vio colmado su más ansiado deseo; la emperatriz María Luisa le hace padre de un heredero legítimo. El joven príncipe recibe, desde su nacimiento, el título de rey de Roma en virtud del senado-consulto del 17 de febrero de 1810. El 3 de abril 1814 su padre el Emperador fue depuesto por el Senado, y bajo la presión de sus mariscales, el 4 de abril redactó en Fontainebleau una acta de abdicación salvaguardando los derechos de su hijo.