Cuando por fin, con un lustro de retraso, la prensa especializada y los medios de comunicación internacionales se fijaron en el moderno movimiento musical de ese país, surgieron a la luz infinidad de nombres que habían dado lugar a corrientes originales como la del Ye-Yé, por ejemplo. El origen de todo el fenómeno fue la nueva juventud francesa, preponderantemente femenina, que se encontró frente a un espejo en que se podía ver reflejada.