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476. De fusilamientos (Libros canónicos 22)

El humor de Julio Torri se aclimató tan perfectamente que perduró en las letras mexicanas gracias a su rara calidad y auténtica sensibilidad para la flaqueza humana, sin agotarse en sí mismo. La suya no es solamente una manera especial de ser concebida la ironía o lo risible.

Más bien emana de un temperamento, de una actitud personalísima organizada para desarticular el sistema de asociaciones habituales que unen los actos y las emociones a sus estímulos. "Evadirnos de la fealdad cotidiana por la puerta de lo absurdo: he aquí el mejor empleo de nuestra facultad creadora", escribió. El absurdo que con humor se burla de la rigidez de la lógica, acompañado en forma constante por la poesía.