La siguiente crónica trata acerca de la casa que fue del poeta Ramón López Velarde en la Ciudad de México; del tiempo que pasó entre su deceso y la restauración del edificio para instalar ahí su museo. De la degradación paulatina que sufrió el inmueble antes de ser consagrado a la inmortalidad.
En el conglomerado de prácticas sonoras que en el bienio 2011-2012 se hizo llamar indie, existía una música que no encontraba acomodo más que en los intersticios entre géneros. Poco afecta a la luminosidad de los reflectores y a la masividad. Prefería la intimidad y echaba mano de la mezcla de raíces para expresarse.
Justo a mediados de la década de los sesenta Albert Grossman, representante de Bob Dylan, contactó con el director cinematográfico D. A. Pennebaker por primera vez para que hiciera un documental sobre el músico aprovechando la gira de presentación del disco Bringing It All Back Home.
Entre el 2009 y el 2010, Justin Townes Earle, hijo de Steve Earle, continuaba en la senda musical de la dark americana que le marcó su padre. Un gran ejemplo del indie de aquellos años fue el álbum Veckatimest del grupo Grizzly Bear.
La literatura contemporánea ha encontrado excelentes escritores para incorporar el sonido, la profundidad y el testimonio del rock a sus páginas. La Gran Bretaña se ha significado en ello de manera sobresaliente con plumas como las de Ian McEwan, Nick Hornby o Hanuf Kureishi, por mencionar unos cuantos.