El gusto hipermoderno.
Horario de transmisión: Todos los martes a las 18:00 hrs. por el 1060 de AM, Radio Educación ,
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¿De entre los atavíos del género rockero —las drogas, el alcohol, las mujeres fatales, las obsesiones de los fans, la vida de las giras, los traslados, el estrés — es de manera inherente el acto mismo de ser uno de sus intérpretes destacados, de sus divulgadores más escuchados, de sus representantes más conspicuos, algo mortal o peligroso? ¿O será que las personas elegidas por el rock de antemano poseen una línea de vida debilitada y estén destinadas a una muerte prematura sin importar los avatares?
El legado de Chuck Berry es grande y determinante y muchos de sus preceptos pueden ser catalogados como parte del canon del género. Él le dio a éste un lenguaje y la prístina pronunciación de las palabras; compuso canciones sobre andanzas y fobias del adolescente cotidiano y de sus ansias vitales, en ellas habló de la naciente cultura como tal (icónica y temática).
Hoy, Chuck Berry, esa piedra fundamental sobre la que se erige el rock, cumple 90 años de edad. Dicha circunstancia es más que una efeméride. Uno de los fundadores del género llega vivo, actuando –esporádicamente— y subiendo el nivel del listón de vida para un rock-star y recordándonos que los pioneros de esta música, siguen aquí (Little Richard, Jerry Lee Lewis, Fats Domino) para hablarnos desde el corazón mismo de esa gran leyenda.
La nostalgia --inherente en la música de casi todos los géneros--, es una droga dura, omnipresente y siempre contemporánea. Pero, al reflexionar al respecto, el lector, el escucha atento, se preguntará ¿cuándo comenzó en el rock este enganchamiento con ella precisamente? ¿Quién lo inició, cómo y por qué?
Hindi Zahra lleva más de un lustro dedicada a difundir el canto contemporáneo marroquí por el mundo. Ese que habla de la realidad de hoy y no la del añejo folclor de antaño. El que se vuelve incluyente con el mundo, y no excluyente como desean los líderes políticos y religiosos de aquel país.
El esperanto utiliza sonidos y palabras comunes a todos los idiomas europeos. Su gramática es sencilla y, según los estudiosos, es posible aprenderlo en poco tiempo. Para crearlo, el doctor Zamenhof usó 904 raíces con las que podían formarse por lo menos diez mil palabras.
El papel de la mujer británica dentro del blues fue muy importante, enriquecedor y sobre todo impulsor. A ellas les corresponde en gran medida un sitio en la época dorada del blues-rock. Con nombres como el de Christine Perfect o McVie, Jo-Ann Kelly, Maggie Bell y demás pioneras, las féminas consiguieron instalarse en un nicho aparte como un artículo genuino.
La Musique de Paris Derniére. La música del París nocturno es una idea estética que implica las famosas tres “c”: causa, conocimiento y compromiso, es decir la exposición (en su variedad de acepciones). La urbe: París, una que no necesita de presentaciones puesto que la historia y la imaginería lo han hecho sobremanera.
Entre los días 26 y 31 de agosto de 1970 se dieron cita en la Isla de Wight: Jimi Hendrix, The Doors, Bob Dylan, Moody Blues, Joan Baez, Sly & The Family Stone, Ten Years After, Jethro Tull, Miles Davis y Emerson, Lake & Palmer, entre otros.
Los hacedores europeos se pusieron a trabajar de forma intensa en las últimas décadas y, luego de permear el continente, lanzaron al mundo en general una paleta musical novedosa que ha sabido consolidar una de las culturas más interesantes y propositivas del presente siglo: el jazz electrónico.
Con su música y textos Amy Winehouse expuso su verdadera alma. Además, con la inestimable ayuda del productor Mark Ronson, hizo converger la elegancia del soul con la poesía callejera y la actitud punk. Su cuerpo parecido al de una niña de 12 años, bajita y flacucha, trasmitía fragilidad. Sin embargo, tal hecho no sólo era físico sino también mental.
Al ir pasando por las salas de la exposición Bowie is confirmo, para mí, aquello de que los humanos somos criaturas que se cuentan historias a sí mismas para entender qué clase de entes somos. Relatos como el de este personaje se convierten en lo que conocemos, en lo que entendemos y en lo que somos y, como en su caso, también en lo que nos convertimos y en lo que tal vez podemos llegar a ser.
Con la nueva obra del Cuarteto de Liverpool de 1966, Revolver (el séptimo de su discografía), se hizo evidente que el rock era un espíritu omnipresente y su presencia lo contemplaba todo. Se expandía por doquier (hacia dentro de la mente humana y hacia otras geografías) y en él cabía lo inimaginable.
Como icono mundial, Bruce Springsteen, siente la responsabilidad, plenamente asumida, de estar a la altura del acontecimiento social que representa; de su propio discurso, planteamiento y convicciones frente a su público (la comunidad rockera), sin dobleces, como desde hace cuatro décadas.
Horace X riega su manifiesto musical con un brebaje de High Energy, hecho a base de un reggae de alto voltaje al que se llega tras las huellas de la ruta celta, por un lado; por la de los vientos de la épica balcánica, por otro, y por las de las voces furibundas del Medio Oriente desértico o del hip hop de la Urbe, así, en general, o del soul, del rock, del ska o de lo que sea.
Se cumplieron 25 años del fallecimiento de Serge Gainsbourg y, a final de cuentas y más allá de los análisis y los homenajes a su persona, queda una certidumbre: sus canciones serán imperecederas. Importa poco lo que sobreviva del personaje. Lo que permanecerá al escuchar sus obras es que en melodías, arreglos y textos uno se volverá inteligente por el tiempo que dure alguno de sus refranes o un par de versos. Gainsbourg se fue (en 1991), pero siempre lo escucharemos en off.
A los 23 años Delmore Schwartz publicó el que sería su texto más famoso: “En los sueños comienzan las responsabilidades”. Y un año después un libro de cuentos con el mismo título. Éste tuvo una excelente recepción en los círculos literarios neoyorquinos y fue considerado uno de los escritores más talentosos del momento junto a John Berryman, Randall Jarrell y Robert Lowell.
John Fogerty (en principio y a final de cuentas el cerebro y alma del grupo Creedence Clearwater Revival) cumplió cabalmente con el precepto artístico de universalizar con sus canciones el viaje interior por el corazón y la música de una geografía humana y pantanera, y su obra vendría a ser la parte sonora de lo ya desarrollado literariamente por Mark Twain y William Faulkner.
La música ha acompañado a las strippers desde la Babilonia mitológica hasta hoy, con todas sus características y tradiciones diversas. Sin embargo, a través del tiempo el acompañamiento sonoro se ha ido especializando y adaptando a la época.
B. B. King había aprendido a tocar en la guitarra casi todo lo que escuchaba a base de intuición y experiencia, lo cual se podía aplicar por igual a los sonidos escuchados Bukka White, que a Elmore James, Sonny Boy Williamson, Lonnie Johnson o Albert King, sus influencias principales; y a los que sólo existían en su mente, ese misterioso lugar que le habría de proporcionar su propio espacio (donde el sonido del Delta se infiltraba en la urbe).