Hasta 1967, más o menos, los mundos del jazz y el rock se habían mantenido separados casi por completo. No obstante, conforme el rock se volvió más creativo, incluyente, mejoró el oficio de sus músicos, y al aburrirse del hard bop algunos miembros del mundo del jazz, los dos lenguajes empezaron a intercambiar ideas y, ocasionalmente, a unir fuerzas.