El disco de Neil Young y Crazy Horse, Rust Never Sleeps (de 1979, título inspirado en un tema del grupo Devo) fue un álbum de homenaje a la década de los setenta que finalizaba (el cual incluyó temas en vivo grabados durante la gira del mismo, y a la postre con la película correspondiente).
La poesía de A. R. Ammons, se abrió paso, encontró interlocutores y mirada cómplices, sensibilidades ajenas a las que sedujo y fascinó. De eso se trataba. Para el autor, la medida del oficio de escriba es “el trabajo bien hecho”, que se produce cuando un proyecto concreto cobra vida, a veces de manera no prevista, provocando interconexiones creativas fértiles.
Los tipos malos han estado presentes a lo largo de toda la historia de la música. En el rock, desde sus comienzos, por supuesto. La lista es larga y las características diversas y particulares.
Tom Petty, fue un músico que falleció en el 2017, pero cuya obra crece en importancia cada día que pasa. El buen Tom dejó como legado un estupendo álbum en vivo, Live at The Fillmore 1997 (con su banda, The Heartbreakers), que es una muestra contundente de lo que significa ser un evangelista del rock, uno que expone tanto su obra, como las raíces que lo construyeron como rockero.
La historia de Stax Records es la de una compañía discográfica afincada en Memphis, Tennessee. Fue creada, en 1957, por Estelle Axton y su hermano Jim Stewart, originalmente con el nombre Satellite Records. Junto a la Motown, comparte el honor de ser considerado el sello más importante de la historia del soul.
El efecto causado en Floating into the Night conmueve cada vez que se le escucha. Son un canto y una música que sobresaltan el espacio sin violentarlo. La suavidad del murmullo es tan poderosa que provoca lo visual.
Albert Kuvezin decide hacer su música con instrumentos electrónicos típicos de la época, y a la inversa: canciones de rock tocadas con instrumental tuvano (violín de cabeza de caballo, cítara siberiana y percusiones hechas de piel de reno).
El 14 de enero el “Summer of Love” nació en el Parque Golden Gate de San Francisco, y reunió a cerca de 30 mil personas para manifestarse contra la guerra y a favor de los nuevos valores:
La ciudad de San Francisco recibía constan¬temente a decenas de jóvenes trotamundos que llegaban de todas partes, y así como lo había hecho la Generación Beat --su inspiradora en más de un sentido — aquella ciudad ya tenía fama de albergar a marginados voluntarios, que rechazaban los convencionalismos de una vida integrada al American way of life.
En el año 2019 se cumplieron cincuenta de la aparición del disco Bitches Brew, una obra que cambió los parámetros de la música, los del rock y del jazz y dio inicio a una nueva época sonora.
El título del álbum de Bennet Wilson Poole (I Saw A Star Behind Your Eyes) proviene de la letra de “Help Me See My Way”, el primer sencillo extraído del mismo, una oración de fortaleza para tiempos difíciles, cuyo video animado se emitió originalmente durante el encierro pandémico.
No hacen flamenco. Para ello ya existen muchos intérpretes, y muy buenos, los cuales representan las viejas tradiciones. Ojos de Brujo se ocupó de construir las nuevas.
En China, desde los años ochenta el rock y otras tendencias han sufrido lo indecible para sobrevivir. Regularmente se mueven dentro de lo marginal, tratando de mantener un perfil bajo, lo cual ha tenido consecuencias diversas en su desarrollo (todo sucede 20 años después que en el resto del mundo), entre ellas las deficientes técnicas de grabación, muy rudimentarias, y el prurito de poder ser encarcelados en cualquier momento.
En su juventud Elvin Bishop recibió un sinnúmero de clases en el manejo de la guitarra bluesera con Little Smokey Smothers en la casa de éste. El hecho dice mucho acerca del fácil acceso que se tenía a los guitarristas maestros en Chicago: prácticamente toda la élite posterior blanca del rock recibió clases de guitarra de manos de sus ídolos negros.
Robert Rodríguez es oriundo de San Antonio, Texas. Nació en 1968 y actualmente es un icono popular y director de culto cinematográfico. Es, también, la encarnación de una marca registrada de un complejo proyecto multidisciplinario que abarca la escritura, el cine, la actuación, la hechura de tiras cómicas (Los Hooligans) y la fotografía, entre otras.
Unplugged en brevísimo tiempo se convirtió en el programa de mayor éxito de MTV. La reacción increíble a la oferta en medio de la insípida música enlatada sorprendió: se tenía la esperanza de que hubiera unos cuantos auténticos fanáticos de la música que se interesaran en algo así. ¡Y de repente los ratings por las nubes!
La versión de “Twist & Shout” de los Isley Brothers, fue la primera grabación de mayor éxito de la canción. Alcanzó el puesto número 17 en el Billboard y el número dos en la lista de rhythm and blues estadounidense. A partir de ahí fue frecuentemente versionada en el bienio siguiente de los años sesenta.
En la cultura del rock el selfie, como autorretrato, ha estado presente desde su nacimiento (no por la reproducción de una imagen, sino por otro medio, el musical), Fats Domino, unos de los pioneros del género, lo plasmó en “All By Myself” y, desde entonces, cada generación ha aportado lo suyo al respecto, definiendo la visión de sí mismo en cada oportunidad.
En los años cero del siglo XXI algunos grupos o solistas que han querido distinguirse de la masa (del mainstream) han optado por seguir un camino vintage dentro de la música. Dentro de esta corriente se encuentra la considerada “Tercera Ola del Rockabilly”.
Los músicos de rock en diferentes etapas y estilos han recurrido a Franz Kafka como uno de sus autores canónicos, por su multiplicidad de situaciones humanas, por su planteamiento de preguntas inteligentes y por su estado de confusión con respecto al mundo que los rodea.
Existen músicos que logran ponerte de pie cuando ya crees que no volverás a hacerlo, te ponen el interior en movimiento aun cuando consideras que ya no quieres hacerlo, y te muestran la emoción incluso cuando sientes que ya la has comprendido o vislumbrado.
Dentro del rock, uno de los mejores grupos yugoslavos (croatas) fue Azra. Su líder, Branimir Stulic, fue uno de los personajes más interesantes y contradictorios aparecidos en el punk yugo.
La influencia Beatle en Brasil motivó la creatividad de un grupo de músicos y compositores involucrados en la tarea de enganchar a su país a la modernidad a través del movimiento Tropicalista: Os Mutantes.
Hay escritores con los que te identificas de manera perdurable; que con su visión del mundo te vuelves cercano y empático con ellos, porque expresan de forma inmejorable emociones que has sentido.
Desde hace siglos, la tristeza ha proyectado una sombra gigante sobre el arte. La belleza melancólica de la música de Lhasa de Sela, por ejemplo, hechizó al público desde su aparición en el Festival Lilith Fair de 1997. "Cantar es para mí la búsqueda de una verdad y el intento de trasmitirla", dijo.
El caso es que los fanáticos de la morbidez genérica brotan década tras década para decir la misma cantaleta: “Rock is Dead”. Lo único que ha cambiado son los modos de perorar o tratar de destruir.
Del guitarrista Nguyên Lê, francés de origen vietnamita, se puede decir que es un hombre inquieto musicalmente. En su carrera ha viajado desde el jazz rock más contundente (en sus acercamientos a Jimi Hendrix), al jazz más moderno en sus trabajos con diversos intérpretes.
Todas las personas somos mortales. Pero tal verdad para los músicos rockeros significa dos cosas: la primera, que morir es un repudiado accidente y, por otro lado, una oportunidad única.
Durante la primera escena, mirando por la ventana, deslumbra escuchar el monólogo interior de ese hombre que desconoce el sentido de culpa, que funciona como una máquina perfecta, calculando al milímetro todas las posibilidades para que su trabajo salga perfecto.
"El Teatro de la Crueldad ha sido creado para devolverle al teatro la noción de una vida apasionada y convulsiva...". La única forma de lograr esto, según Antonin Artaud (1896-1948), era viajar a un país donde hubiera que sumergirse para recoger los vestigios movientes, los mitos, y aspirar directamente su fuerza: ese país era México.
La savia del rock está compuesta de intuición y de actitud, sin embargo, en sus power ballads se descubre el espíritu auténtico de sus intérpretes. Los elementos primarios del rock requieren de velocidad y explosividad, son indispensables para marcar la dinámica y el latido corporal, lo cual está perfecto.
A lo largo de toda la obra, The Jethro Tull Christmas Album, destaca el uso de un lenguaje muy variado, donde la construcción de las frases se acerca a la narrativa inglesa con sencillos versos de rock (como siempre, también, el cantante hace hincapié en la ironía de las diversas situaciones).
El rock posee, por supuesto, su material clásico, y éste en primera instancia no es lo incomprensible, sino lo misterioso disfrutable. Es aquello con lo que se puede deleitar (individual o colectivamente) toda la vida; lo que continúa conmoviendo y sorprendiendo; es aquello que es imposible hacer mejor (en su momento y circunstancia).
John Mayall, en este álbum, hizo gala de orquestación e inspirado liderazgo: hubo piano, órgano y armónica (bajo su brillante peculio), solos de batería (Hugie Flint), bajos presentes y ampulosos (John McVie), un uso discreto, justo y preciso de los metales; puso en relieve la guitarra de Clapton y lo instó a cantar por primera vez en “Ramblin’ On My Mind”.
Patti celebró sus 75 años en París, una ciudad totémica para ella, donde colaboró en una gran instalación visual y sonora para el Centro George Pompidou, inspirada en la obra de los poetas franceses Arthur Rimbaud, Antonin Artaud y René Daumal.
Pascal Comelade es un músico poliédrico, sin definición precisa, difícil de clasificar en un apartado genérico (¿rockero ultra, minimalista expandido, innovador insolente?), y haría mal quien lo hiciera.
Haustor fue una banda de rock croata formada en Zagreb en 1977, cuando el guitarrista Darko Rundek conoció al bajista Srđan Sacher y juntos crearon al grupo con Ozren Štiglić (guitarra) y Boris Leiner (batería), para luego agregar al año siguiente al tecladista Zoran Vuletić y una sección de metales, tras lo cual mostraron su influencia de la música caribeña, que añadieron a sus interpretaciones.
El primer single de Elvis Presley titulado “That’s all right”, fue una fusión de música country y blues (llamada desde entonces Rockabilly), que llegó a ser un considerable éxito local y que, asociado con las bárbaras presentaciones que Elvis daba en el podio, se encargaría de que la supremacía del suave y empalagoso pop desapareciera para siempre.
Con Gone Again "Tenía dos opciones -dijo Patti entonces-: pensar en Fred, mi fallecido compañero, y entregarme a un mar de desconsuelo total, u optar por lo positivo, por esa alegría que él emanaba y por la confianza que me ayudó a desarrollar.
En 1996 le había llegado el momento. Con dos integrantes del antiguo Patti Smith Group, el guitarrista Lenny Kaye y el baterista Jay Dee Daugherty, acompañados por los guitarristas Tom Verlaine y Oliver Ray, el bajista Tony Shanahan y el tecladista Luis Resto, Patti se concentró en el estudio.
Pocas agrupaciones como R.E.M. seguían creando polémicas y polarizando las opiniones tras casi tres décadas de existencia.
En 1877, al inicio de la Revolución Industrial, dentro de un laboratorio privado cerca de Nueva York, el inventor Thomas Alva Edison descubrió que era posible guardar el sonido con cilindros grabados en cera. Bautizó su aparato como "fonógrafo".
Son pocos los guitarristas de blues que con un riff aparentemente simple (como el de “Dust My Broom”) impusieran parámetros tan influyentes. Uno de ellos fue el bluesman Elmore James, quien además fue un estupendo cantante. Hacía deslizarse por las cuerdas a la bottleneck, como ningún otro hasta entonces.
The Divine Comedy, producto de una vasta cultura individual, es un proyecto musical en el que por sus letras transcurre poesía moderna, romántica y simbolista, literatura de entre siglos; pintura prerrafaelita, expresionista y abstracta; cinefilia (surrealista, nouvelle vague, musical y de época) y el pop barroco contemporáneo
En 1978 fue ocasión para su concierto de "resurrección" y del lanzamiento de un nuevo álbum, Easter. Incluía "Because the Night", escrita por Patti Smith y Bruce Springsteen, la cual se convirtió en un gran éxito, lo mismo que el ya clásico tema "Rock 'n' Roll Nigger".
El rock es un árbol tan tupido, y tan lleno de cosas de la más variada índole, que nunca se le ve el fin. Tal vez, porque no lo tiene. Sin embargo, para muchas personas involucradas en él sí lo hubo, ellos representaron parte de aquellas cosas mencionadas.
Dueño de un estilo de canto profundo, este artista sensible oscilaba entre la accesibilidad melodiosa y la vanguardia afectada. Un sonido difícil de consumir. Además, no se hacía presente, apareciendo rara vez en público. La reputación de un músico ultra progresivo arriesgado, difícil, tímido e inseguro entorpeció su carrera.
En ese álbum, Adams vinculó aquellos 18 años con los 18 dentro del sello, y los 18 idílicos con el elemento de la preservación juvenil, el cual fluye por los doce temas que lo componen, identificados todos con el sentimiento y la emoción.
Hoy, los nuevos grupos echan mano del sonido primigenio, pero también del rhythm and blues y el blues eléctrico de Chicago y rinden tributo a los emblemas del rock and roll clásico, a la escuela del blues-rock británico, al pub-rock, al punk y al indi.
A Anton Corbijn le fascina la cara de la gente. A través de la fotografía y de los cientos de videos que ha dirigido en el género rockero, pone en escena a personajes conocidos, para producir un tipo de obra que se sumerja en la complejidad de la vida cotidiana de los “Yos” más rotundos.
Su apariencia demacrada y andrógina --cara muy blanca y delgada, cabello oscuro y lacio, piernas flacas enfundadas en negro, botines de boxeador, playera blanca rota--, carismática presencia escénica y presentaciones impredecibles pero intensas la convirtieron en uno de los personajes más comentados de la escena neoyorkina de arte y rock a comienzos de los años setenta.
La pieza de Hendrix fue única, sin abarcar sus formas plenamente. Otros se han encargado de hacerla clásica con sus poliédricas interpretaciones. Jimi Hendrix fue un hito que canalizó la música por los caminos de su encrucijada estética: la búsqueda de horizontes distintos.
Aunado a teorías filosóficas y mediáticas entre siglos, se inició el cultivo global de todas las formas musicales contemporáneas, con un componente electrónico (en su grabación y ejecución) que les ha proporcionado una especie de hiperrealismo inmerso en el seno de la sociedad industrial de la que ha surgido, ebria de sus sonidos particulares, fascinada por su propia fuerza y creatividad, pero también atenta a su independencia artística.
El profundo pozo de potencial creativo expresivo que constituye la máxima fuerza del blues, tanto como la amplitud y fertilidad de su influencia en otros géneros, encuentran una ilustración sin par en una de sus representaciones más sobresalientes, el blues texano.
“MC5 apoya la revolución plenamente. No se han armado aún porque poseen recursos más fuertes: el acceso directo a millones de jóvenes a través del rock and roll, es uno; la fe en lo que estamos haciendo, el otro. Pero de hacer falta utilizarán los rifles. Harán lo que sea necesario ante la ausencia de ilusiones”.
Las piezas del género rockero (en cualquiera de sus cientos de variantes estilísticas) han alcanzado emociones y objetivos profundos, es decir, la poesía (con Bob Dylan y Patti Smith como parámetros).
Cuando hablo de la influencia recíproca entre el rock y la poesía, debería poner énfasis en el hecho de que la poesía contemporánea se ha beneficiado más con el rock de lo que el rock ha obtenido de la poesía contemporánea.
Aún mucho después de que las luciérnagas-pop hubieran desaparecido, el rastro de su maravillosa existencia y actuación permaneció largo tiempo dentro de mí.
El rock, pues, en estos años de la tercera década del siglo XXI continúa su buena marcha volviendo, tras los confinamientos, a llenar los conciertos en estadios, auditorios o clubes; a vender todos los boletos de los festivales masivos de larga duración (dos o tres días),
Acompañar esta Navidad con un disco diferente, singular, que contenga una antología de buenas canciones que ilustren la temporada de manera apropiada. Con interpretaciones que sean disfrutables y enriquezcan el espíritu de tales fechas y se sobreponga al muzak from hell que te puede estar rodeando.
La esencia fundamental del rock, su savia, es la intuición. Y a ella se remitió para cambiar las cosas, para innovarlas. La era Beatle había llegado a su fin y en este sentido hubo varias clases de innovación: algunas consistieron en cambiar de respuesta (o sea: evolución) y, otras, que llevaron a cambiar de pregunta (o sea: una revolución).
Desde 1972 han pasado 50 años (¡medio siglo!). Al comenzar los años setenta grupos y solistas como éstos (Rolling Stones, Lou Reed, Neil Young, David Bowie, Deep Purple) grabaron cosas trascendentes, produciendo con ello la mejor materia prima del momento.
Tras su aparente tinglado de novela negra, En el nombre de la rosa, está también su incuestionable condición de tratado filosófico y la de libro clásico que admite un sinnúmero de lecturas posibles.
A partir de 1967 el artista —en este caso el rockero propositivo— presentaba una visión del mundo que podía ser mejor de lo que era, sobre la base del respeto a la libertad individual. En ese momento de su historia se encontraban los Beatles.
El estigma del Too much, Too Young, se cumplió sin menoscabo alguno en la persona de Gene Vincent, uno de los jóvenes creadores del rock and roll primigenio.
La historia de los Beatles cuenta con muchos comienzos --todo el tiempo se reinventaban--, y el del lanzamiento de aquel álbum desencadenaría otro fenómeno planetario anexado a su ya de por sí largo bagaje: la psicodelia.
Estamos ante un par de obras ejemplares. Primero Help! donde ya no hay tanto pop beat, a pesar del golpe grandioso de éste en la canción “Help” que abre el disco, en cambio hay más folk-rock, rockabilly, rock barroco, country and western y composiciones en clave intimista, entre las que destaca sobremanera “Yesterday”, quizá la canción beatle más versionada de todos los tiempos, y para muchos críticos y músicos la mejor balada de la historia del pop.
Punk Jazz es una completa antología que cuenta en detalle la verdadera revolución detonada por el enfoque de avanzada de Jaco Pastorius en las 4 cuerdas. Dicho álbum cubre casi todo el trabajo de Pastorius desde sus trabajos como solista, su etapa con Weather Report, selecciones de sesiones como solista, director de orquesta y la Jaco Pastorius Big Band.
Jimmy Reed fue uno de los grandes pilares del sonido Chicago en el blues. El propio título del disco tributo que Ron Wood le dedica, Mr.Luck, proporciona básicamente el leit motiv que argumenta tal antología.
Para hablar del grupo de The Buzzcocks, se tiene que hacerlo necesariamente sobre el punk británico, desde sus orígenes sociales míseros y crudos hasta la concientización y sofisticación intelectual con respecto a su entorno.
A Hard Day’s Nigh (La Noche de un día difícil, de 1964) es la magnífica continuación del grupo (en cuanto a lo discográfico, al igual que sería la innovación en lo cinematográfico), pero ahora sólo con temas propios de Lennon-McCartney. La inmediatez, la energía y la inocencia siguen intactas.
Aquellas primeras manifestaciones colectivas hacia el rock and roll y sus intérpretes pioneros fueron poco capturadas fuera de los sets cinematográficos o televisivos.
El debut del grupo, Please Please Me (lanzado en 1963), se convirtió en todo un éxito en el Reino Unido, fue un luminoso estallido de gozo y exultación musical. Contenía ocho temas compuestos por la novísima mancuerna Lennon-McCartney (fogueados durante seis años en antros, bares y clubes de diversa ralea alemana y británica) y media docena de piezas (cóvers) de autores estadounidenses.
Kurt Cobain era un gran lector, estaba orgulloso de ello, y la estética de sus letras --muchas recubiertas de una buscada banalidad rabiosa, pero de encriptados sentimientos y uso de interesantes figuras poéticas--, estuvieron muy influenciadas por su bagaje literario.
Oír lo que Reigning Sound hace hoy, fuera de las modas, es hacerlo con una banda contracultural. Un espécimen raro en el mundo de lo homogéneo. Muy peligroso para lo habitual.
El metal más preciado, el oro, por mencionar algo, es poseedor de un alto valor de cambio, pero no sirve de manera directa para nada funcional. Mientras que unas tijeras, por su parte, tienen, en general, más valor de uso que de cambio.
Bajo el sello Blue Note han aparecido sus álbumes eléctricos plenos de gruesos órganos, bajos fuertes y baterías distorsionadas, condimentado todo con mucho noise de Medeski, Martin and Wood. Una receta emocionante, sin fallas y a final de cuentas muy placentera.
En la actualidad: ¿Qué significa el lunes? ¿Un azote existencial? ¿Un castigo divino por el mal comportamiento del fin de semana? ¿El día más lejano del viernes? Son algunas de las muchas preguntas que provoca tal espacio temporal. Todas ellas llenas de lamentos, sufrimiento y penalidades. Pero también de sentido del humor (negro y capitalista, eso sí): se ha inventado un día del año para celebrarlo
Hacia el final de otro año fatídico, siguieron sonando las notas que expresaron el duelo por los rockeros caídos en el cuarto trimestre del 2021. En octubre, la Parca pasó de puntitas, sin hacer mella, pero en noviembre y diciembre, en el último suspiro del año, escogió a dos de ellos para llevárselos: Graeme Edge (de Moody Blues) y Mike Nesmith (de los Monkees).
Hay canciones en las que sientes el espíritu de la emoción, como en las baladas lentas que pertenecen a una especie distinta de canción. Logras con ellas, escuchándolas, la atención en los márgenes de una tiniebla real, sin duda.
William Gibson el autor de la novela cyberpunk por antonomasia, Neuromancer, ha dicho lo siguiente: "Lo más importante para mí es que el texto habla sobre el presente. En realidad, no trata de un futuro imaginado. Es una forma de manejar la admiración y el terror que me inspira el mundo en que vivimos.
"Key to the Highway" es una canción clave en la mitología del rock. Surgió de sus raíces negras, la integró como uno de sus himnos y la volvió una de sus ramas más sólidas y fructíferas, tanto en lo musical como en sus relaciones con la narrativa y la poesía, con la palabra en última instancia.
Jimi Hendrix empezó su camino musical como un guitarrista titubeante y promedio, en sus primeros momentos. Incluso llegó a ser objeto de burla. De la misma manera que Robert Johnson e igual que él, súbitamente, en un punto indeterminado del tiempo, irrumpió como el guitarrista más impresionante y heterodoxo del mundo.
Ray Charles fue uno de los personajes más importantes para la música negra en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de sus composiciones, caracterizadas por un ritmo y una alegría únicos, en esencia fueron canciones de gospel con letras seculares.
El susurro de él al oído de ella, en la película Lost in Translation, se ha convertido en piedra de toque para la especulación más diversa debido a su opacidad.
El inicio de la tercera década del siglo XXI ha sido traumático, desdichado e impredecible. El bicho que nos infestó desde el 2020 (Covid) continúa su marcha contagiosa y mortal. Millones de personas han fenecido en el mundo por su causa. Pero a la ciencia y al sentido comunitario confiamos el combate.
Al ser ambos buenos guitarristas, los hermanos Everly utilizaban un estilo de armonía cerrada en el que cada uno cantaba en un tono que normalmente sonaba como una melodía pausada. En comparación con la armonía tradicional, que resulta de dos o más voces con el ritmo parecido y distintos tonos.
De una u otra manera la ruta por la que se transita hacia destinos opuestos –cielo o infierno--, alineados o no los planetas, contiene una historia de al menos medio siglo, con riffs poderosos, una gran melodía en cada uno de sus hitos, buenos ritmos y letras memorables.
Paul Simon, era un creador minucioso que ya dominaba el secreto de los grandes compositores populares (se consideraba un heredero de la tradición de George Gershwin, Cole Porter e Irving Berlin) con canciones accesibles a la primera escucha y que poco a poco iban revelando después sus muchas sutilezas.
El arte es la utopía de la vida. Los músicos rockeros de nuestro tiempo no han cesado en su tarea de acomodar la práctica musical a una búsqueda imparable de las adecuaciones con otras manifestaciones culturales (poesía y narrativa, preponderantemente).
Originalmente, la discografía de Fats Domino es gigantesca y la paleta que presento aquí es sólo un pequeño muestrario al respecto. Lo que destaco en este tributo es a sus admiradores más conspicuos y que representan el espíritu del rock and roll en alguno de sus tiempos y facetas.
Del año 2020, en el que todos vivimos en peligro (pero algunos no lograron superarlo), hoy recordamos los nombres de aquellos que se fueron por entonces de manera silenciosa, sin recibir el obituario justo debido a la densidad mortal que distrajo de ello.
Como una manera de festejar el aniversario número 70 del rock, me propuse exponer en el soundtrack de esta emisión una lista, del todo subjetiva y sintética, con las siete canciones que a mi parecer representan a cada una de esas décadas
Hay discos que jamás dejan de llamar la atención. ¿Por qué? Porque son clásicos. Pero ¿qué es lo que los convierte en clásicos? Actualmente, cuando la capacidad de atención es tan limitada y fragmentaria: los álbumes clásicos como los de 1971, que han cumplido cincuenta años
Desde 1971 han pasado 50 años. Al comenzar los años setenta grupos como The Who, los Rolling Stones o cantautores como Leonard Cohen grabaron cosas trascendentes. De tal manera lograron producir canciones importantes y memorables. El tiempo ha pasado y se han reafirmado en ello.
Alguna vez Dylan fue sospechoso de vagancia, de pasear a su aire, de ir pensando, de padecer un sentimiento, de vestir de mala forma. Fue sospechoso ante la gente, sospechoso ante la autoridad. Fue sospechoso. Punto.
Hay unos acordes en la música que son declaraciones claras y sencillas por parte de la personalidad, del poder, de la sensibilidad finalmente, de un grupo o de un músico de forma única.
En Rolling Thunder Revue, que se centra en la gira que Dylan inició en 1975 en otra de sus facetas estéticas, y que además se dio en medio de las grabaciones del disco Desire, que hablaba sobre su ruptura sentimental, tiene como fundamento las palabras verdaderas del autor sobre su quehacer, ante la constante necesidad de precisión sobre ello y emite auténticos aforismos al respecto
Mientras la derechización y el nacionalismo se entronizan en diversos lugares del planeta en el año 2019, el rock y algunos de sus subgéneros, por otro lado, muestran el camino de la resistencia. Sharon Van Etten, en su relación folk con otros estilos como el rock puro, el rockabilly o el bluegrass. Vampire Weekend usa su música para hacer crítica social en pro de los cambios.
La veta musical llamada Marc Bolan, explotada post mortem sin consideración por compañías discográficas y sus buhoneros, la retomó Willner para dignificar su legado compositivo primordialmente y, sin quererlo, firmar su propio testamento artístico.
“Cuando empecé a escribir mis propias canciones, la jerga del folk era el único vocabulario que conocía, y lo usé. Pero también tenía principios y sensibilidades y una visión informada del mundo.
Sin mayores rodeos mi prima Águeda me preguntó con mucha curiosidad si lo malo que se decía sobre Avándaro era verdad. Le dije que no, que había sido otra cosa, que el rock lo abarcaba todo aquí y en otros lados y en cualquier idioma.
Primero, nadie le pidió a LCD Soundsystem que se fuera. Y después, nadie le pidió que volviera, pero lo hizo y salió airoso. Wolf Alice navegó tranquilamente entre el punk y el pop, sin problema de identidad alguno en Visions of a life, su segundo álbum.
En el 2015, Courtney Barnett buscó su inherente razón de ser en lo aprendido por y de la propia genética del género. Dentro de la misma Unión Americana hubo ejemplos serios de planteamientos musicales con vocación social. Uno de ellos fue el de Kendrick Lamar.
En 1988 el grupo The Chieftains se presentó regularmente en conciertos con Van Morrison y lanzaron el disco A Celebration para conmemorar su aniversario número 25. Después, a mediados de los noventa, con la adición de Kevin Conneff (en el bohran), continuaron celebrándose y sacaron a la luz The Long Black Veil, en el que varios artistas británicos los acompañaron.
Al comenzar el bienio 2013-2014, la Tedeschi Trucks Band fue el artefacto cultural en el que viajaron estos evangelistas del rock. Y lo hicieron al inicio de esta segunda década del siglo. Made up Mind, reveló track a track, su fuerte alianza musical con el rock sureño.
La garageras niponas renegaron de las militancias restringentes y predicaron con el ejemplo el individualismo de su conciencia social. En el garage –sesentero, revival, punk o post, alternativo, etc., de las décadas de fin de siglo-- las mujeres dejaron de ser en las canciones los objetos complacientes, para convertirse en voceras que exigen lo suyo. Sea cual fuera su tendencia, todas ellas constituyen parte de la música de nuestro tiempo compartido mundialmente.
En la década de los cincuenta la sociedad japonesa produjo un increíble desarrollo económico y convirtió a Japón en una sociedad de masas, consumo y tecnología. E igualmente descubrieron, lo mismo que el resto del mundo, que existía la adolescencia y que ésta quería sus propias formas de vida, sus propios valores y por ende su propia música. Exigían su particular modernidad.
En el conglomerado de prácticas sonoras que en el bienio 2011-2012 se hizo llamar indie, existía una música que no encontraba acomodo más que en los intersticios entre géneros. Poco afecta a la luminosidad de los reflectores y a la masividad. Prefería la intimidad y echaba mano de la mezcla de raíces para expresarse.
Dylan Thomas nació en Swansea, Gales, el 27 de octubre de 1914 y, exactamente una década anterior a la primera visita de los Beatles a los Estados Unidos con todos sus gritos, manifestaciones fanáticas y demás furores, como poeta realizaba ya remunerativas giras a ambos lados del Atlántico y “gozaba en el mundo anglosajón de una fama propia de estrella de la música”.
Justo a mediados de la década de los sesenta Albert Grossman, representante de Bob Dylan, contactó con el director cinematográfico D. A. Pennebaker por primera vez para que hiciera un documental sobre el músico aprovechando la gira de presentación del disco Bringing It All Back Home.
Entre el 2009 y el 2010, Justin Townes Earle, hijo de Steve Earle, continuaba en la senda musical de la dark americana que le marcó su padre. Un gran ejemplo del indie de aquellos años fue el álbum Veckatimest del grupo Grizzly Bear.
El Pop Barroco es una gran herramienta para formar oyentes con oídos abiertos a cualquier experiencia.
Los seres humanos nacemos sin un manual de instrucciones para funcionar, pero el arte, y sobre todo la música, son una opción para conseguirlo. En eso se ha convertido la discografía de Eels. Su más reciente obra, The Deconstruction, posee todos los elementos para ser una guía ejemplar. ¿Cómo convertirla en tal cuando, finalmente, no es más que un álbum de rock?, diría un filósofo ortodoxo.
Sería difícil imaginar la existencia del clima cultural que envolvió a Bob Dylan a principios de los sesenta sin el impulso que partió de Allen Ginsberg y de la generación beat en general. Éste, además, introdujo al joven poeta Dylan en la lectura de Rimbaud, Lorca, Apollinaire, Blake y Whitman, de manera profunda y sistemática.
Un adagio es la imagen del futuro en el horizonte, con todo lo que representa como metáfora. Ésta siempre irá acompañada de música en la imaginación, de la música que a cada uno le provoque esa fantasía. Un adagio es un término musical que tiene varias acepciones.
La literatura contemporánea ha encontrado excelentes escritores para incorporar el sonido, la profundidad y el testimonio del rock a sus páginas. La Gran Bretaña se ha significado en ello de manera sobresaliente con plumas como las de Ian McEwan, Nick Hornby o Hanuf Kureishi, por mencionar unos cuantos.
A fines de enero del 2005 en el desierto del Sahara se registró una sorprendente ola de frío. A unos 800 kilómetros al sur de Argel una densa capa de nieve cubrió el suelo. La última vez que esto pasó fue en 1979. La Tierra mandaba avisos.
La poesía, en el caso del centenario Paul Celan, se trata acerca de la palabra hablando de su propia finitud. Es decir, el postrer vocablo del que fue el último en mirar
Bob Dylan es un clásico contemporáneo. Un autor necesita pasar por las manos de varias generaciones para alcanzar tal condición. Es alguien cuyas obras se han convertido en referencias perdurables y a las cuales se revisita una y otra vez para realizar nuevas lecturas sobre ellas.
Real Gone fue, desde el momento de su aparición, un hito entre los discos aparecidos en el primer lustro del siglo XXI. Tal grabación se debió aprender a escuchar por su naturaleza oscura, la garantía del carácter lowlife y el aroma del blues astroso. Música de un hombre (Tom Waits) que no se anda con rodeos y que del mundo conoce en profundidad el crujido de sus vísceras.
La pandemia global del Coronavirus arrasó con cientos de miles de personas en el año 2020. Dentro del rock, hubo casos y otros no precisamente por tal epidemia. Como sea, La Parca nos vino a recordar, por si hacía falta, la fragilidad del cuerpo (lo extraordinario es que siga funcionando a pesar de cómo lo tratamos, de las miles de causas que pueden acabar con él, además de las enfermedades y virus letales, conocidos o no) y la relación imperecedera de la vida con la muerte.
Bob Dylan como artista comenzó a madurar, a crecer, desde el inicio. Los cambios entre su primer álbum y los siguientes fueron manifiestos. Del material rústico pasó a la interpretación de poemas personales, a las profecías.
El rock ha sido el movimiento artístico más revolucionario, con implicaciones sociales en todos los ámbitos. A través de su historia ha derivado en el gran transformador y sacudidor de la conciencia social.
El álbum más interesante del año 2020 quizá sea Myopia, de la compositora, pianista y cantante Agnes Obel. Sublime ejemplo de lo que en esta época significa el avant-garde. Éste es ese subgénero que reúne las obras, los talentos y capacidades más exquisitas y sofisticadas de los hacedores musicales.
¿Cuál es la importancia de T. S. Eliot, para el rock? De manera muy sintética, en extremo, la respuesta estaría en tres palabras: The Waste Land (La tierra baldía). Para llegar a esta topografía, el autor tuvo que recorrer con el lenguaje un largo camino de siembra (del entorno) y deforestación (de sí mismo) y concluir en tal paraje frente a la penuria humana.
Finalmente, y tras muchos rumores sobre su salud entrado el siglo XXI, el Captain Beefheart murió, junto a su alter ego: Don van Vliet, el 17 de diciembre del 2010 en Trinidad, California. Estaba a punto de cumplir los 70 años de edad. En esta emisión conmemoramos tan infausta circunstancia acontecida hace una década.
A fines de los años ochenta Peter Gabriel sintió que podía aprender mucho con respecto a las respuestas psicológicas y fisiológicas del sonido, el ritmo y la música de muchas de las regiones del mundo más excéntricas. Todo ello se manifestó en sus obras Passion y Us, ambos álbumes grabados bajo el sello y estudio Real World, que resultaron de aquella comprensión
Wim Mertens es el ejemplo más característico de la Nueva Música europea. Nacido en un país como Bélgica (el 14 de mayo de 1953, en Neelpelt) --cruce de muchas influencias culturales, y punto central geográfico en donde muchas instituciones de índole política y económica se han asentado-- este músico es en la actualidad uno de los más importantes de la vanguardia no sólo musical sino también teórica.
Hoy, suele considerarse a The Last Poets como los abuelos del arte verbal del rap. Y aunque Jalaludin Mansur Nuriddin (Jalal) estuvo consciente de que habían ejercido influencia ("Pusimos el hip en el hop"), no quiso que se les tomara como una subdivisión de dicha cultura.
Isaac Asimov, del que se cumplen 100 años de nacimiento, fue un doctorado bioquímico de la Universidad de Columbia y de la prestigiosa Universidad de Boston. Fue un científico humanista que puso por escrito todos sus intereses en cerca de 500 títulos, entre literatura de ciencia ficción, ensayos científicos y divulgación cultural de diversa índole.
El personaje que se ha creado James Hetfield con Metallica cruza en esta canción compuesta por él a otra escena, como si de un vacío existencial se tratara. El famoso monólogo que sostiene el protagonista, a través de ella, está resuelto a base del ruido y la furia contenidos por la suavidad de las cuerdas; y cuya voz varía de color y caudal conforme se evidencia la emoción, en una electrizante anagnórisis.
Todo mundo se preguntó quién era esa mujer tan intensa y desacostumbrada y así surgió la información: se llamaba Janis Joplin, era una vocalista que vivía lo que cantaba; una estudiosa que hacía esfuerzos por poner al día la tradición de la bluesera clásica, tan olvidada, con Bessie Smith como materia prima de la cual abrevar; era una mujer liberada que le entraba fuerte al alcohol y a la pasión amorosa, dándole con ello un matiz propio a la era psicodélica, una cultura consumidora de ácido.
En el rock las evocaciones de su labor han aparecido en algunas obras maestras del género, así como en álbumes destacados y señalados por los estudiosos como un paradigma estético para el género.
Hank Ballard escribió el tema “The Twist” después de ver a algunas personas retorcer las caderas mientras bailaban. Lo había visto hacer mientras visitaba a un amigo seguidor de las tradiciones ancestrales africanas.
Uzeda es un grupo con un sonido propio, poseedor de la alternatividad más pesada y dark en un muestrario de concreto nihilismo, propio de la nueva cultura postindustrial. A esta evolución musical se debió la causa directa el enorme crecimiento experimentado por este grupo originario de Catania, Sicilia (donde se fundó en 1987).
Para la efeméride que corresponde a estas fechas (los 50 años del lanzamiento de un último álbum, que continuaría con un fenómeno planetario) hay un nombre: Let it Be. La década exacta en la que los Beatles existieron como grupo estuvo regida por ellos. Fueron los gigantes de su momento y la estela de sus actos y su desaparición como grupo, permanece aún entre nosotros.
El rock (a través de sus distintas manifestaciones) nunca ha pretendido sostener una verdadera revolución, aunque en esencia la ha convocado y regularmente exhorta a la insurrección, a lo contestatario, a lo marginal, a ver el reverso de la moneda, a las preguntas desde otro punto de vista. Como todo arte (tanto en lo más conspicuo musicalmente como al ser una cultura viva y en desarrollo), no es más que el reflejo, la expresión de una realidad.
El panorama para la fusión estaba en obras cuando Blues Project apareció en la escena musical. De medirse sólo en términos de las listas oficiales de éxitos, su impacto tal vez parezca insignificante, pero el grupo se integró en la contracultura del rock de una manera por completo diferente: como un ardiente conjunto en vivo que se presentaba en los clubes de Greenwich Village.
La poesía en el cine es una urgencia candente que no se puede expresar de otra forma que en imágenes gloriosas. Quizá ahí sea donde se mejor se pone de manifiesto esta sensación, en la que con la movilidad cambiante, la filmación de detalles, cortes y tomas diversas, convierte al mundo conocido en vistas originales y de una apariencia distinta. Plasmada así es la textura vital de los sueños y un anclaje que nunca ata para detenerse en ellos.
Estos aparatos experimentaron su primer auge durante los años treinta, cuando la época de la Prohibición dio forma a una escena musical peculiar en los bares ilegales o speakeasies. Por su parte, la población negra estadounidense, muchas veces indeseable en los establecimientos públicos de muchos lugares en ese entonces, con la ayuda de la jukebox organizó rent parties y juke joints.
Rammstein no es un conglomerado de psicópatas, sólo tiene los trastornos normales provenientes de su particular contexto: un país dividido y vuelto a unificar por decretos políticos —con décadas e ideologías polarizadas de por medio y como protagonista más conspicuo—, con el cúmulo de problemáticas sociales y psicológicas que ello conlleva.
Cuando una canción nos habla de algún momento vivido en el breve lapso de su duración, y reconocemos en el transcurso de sus surcos dicho instante, esa pieza pasará inmediatamente al almanaque de nuestro soundtrack particular, y esa melodía nos acompañará por el resto de nuestra vida. Igualmente, cuando muchos reconocen en ella situación semejante, entonces dicha canción pasará a la psique colectiva y se volverá inmortal, como “Suzie Q”, por ejemplo.
Rod Stewart, junto con su amigo Ron Wood, llegó a los Faces, integrado por antiguos miembros de The Small Faces. En forma paralela a este compromiso empezó a realizar sus propios proyectos como solista en 1970.
El álbum Harpattack! (Alligator Records, 1992) reunió a cuatro de los mejores intérpretes de dicho aparato. Tres de ellos ocuparon el puesto más codiciado para el instrumento en la historia del blues: como solista en el grupo de Muddy Waters: Junior Wells, Carey Bell y James Cotton, el otro invitado fue Billy Branch. Los tres primeros (y Cotton durante una década) supieron cumplir muy bien con ese desafío.
Entre más años pasan, más los Freak Brothers se sustraen al tiempo. Si bien su comportamiento y sus motivaciones pueden remitirse en forma directa a los años sesenta, los tres personajes de Gilbert Shelton se han ido sublimando, liberándose de las trabas que le impedían a la obra superar las épocas.
Cinco años después de aquel abrupto parón del 2014, el beat totémico volvió a reunir a The Black Keys, banda que con discos como Brothers o El Camino, se convirtió en la última década en un gigante musical como los de antaño.
El año de 1956 por más que la vieja guardia luchara, no tuvo defensas ante el rock and roll. Encabezando el ataque y respaldado por los poderosos recursos de compañía discográfica RCA, estuvo Elvis Presley
Sería decir poco que Boris Vian tan sólo jugaba con las palabras. Entre anglofilia, patafísica y surrealismo tardío, entre jazz y rock, Boris Vian sintetizó un siglo de cultura: existencialismo, bebop, sobresaltos dodecafónicos, rock and roll, ballets posmodernos, el cine francés de la nueva ola, el nouveau roman, teatro, ciencia ficción y la poesía erótica.
Los Byrds tuvieron el acierto de inaugurar una nueva corriente rockera, el folk-rock. Los resultados conseguidos en tal corriente se pueden disfrutar en todos sus discos. Las novedosas armonías vocales y de la distinguidísima guitarra de McGuinn les acarrearon el éxito inmediato. Sus aventuras con la estimulación lisérgica y con la experimentación musical produjeron notables resultados.
Artista inquieto, tras la muerte de Jim Morrison y de los Doors, Ray Manzarek mostró todo el bagage del que era poseedor.
Como Eddie Cochran era bien parecido la compañía discográfica lo encaminó hacia el cine y apareció en algunas películas. En una de ellas, The Girls Can’t Help It y a pesar de la resistencia de los ejecutivos estrenó su canción “Twenty Flight Rock”, que resultó un éxito.
La sección rítmica jamaicana compuesta por Sly & Robbie, la más arrolladora y productiva del subgénero dub (invitada constante a cientos de grabaciones y como solistas), acudió al llamado de uno de los grandes pioneros escandinavos del electrojazz, y junto a él, Nils Petter Molvaer, unieron esfuerzos en uno de los experimentos más inspiradores y trepidantes de los últimos años, para crear Nordub (título y movimiento: dub nórdico).
Antes de convertirse en uno de los personajes míticos de la cultura underground sesentera, Ken Kesey había publicado One Flew Over the Cokoo’s Nest, que se convirtió en una novela de culto, y fue leída como libro de cabecera en los campus universitarios y en las comunas hippies.
La sola presencia de la muerte es razón suficiente para apreciar la vida. Y agarrarse a ella con fuerza, porque es lo único que en realidad nos pertenece. Como lo hace un recién nacido desde el mismo momento en que aparece y comienza a luchar por su propia existencia.
Sharon Van Etten ha cambiado, y no sólo de aspecto, sino también en su música, en su manera de componer y en lo que dice. Y aunque desde sus inicios mantuvo el listón de la calidad muy alto, con su reciente producción, Remind Me Tomorrow, da muestras de avance. Si en su sus discos anteriores la guitarra era el instrumento destacado, con la nueva obra se avocó a la tarea de experimentar.
Absolute Beginners (Principiantes), de Colin MacInnes, se centra, al igual que su otras dos novelas: City of Spades y Mr Love and Justice, en la ciudad de Londres, en su juventud y la cultura de los inmigrantes durante fines de los años cincuenta.
A partir de sus inicios han transitado, hacia y por su lado oscuro, infinidad de historias de la más variada índole a través de todas las épocas del género rockero, con casos notables y muy publicitados por los propios músicos y por los medios
A Tom Petty y su banda (The Heartbreakers) pude seguirle los pasos. Readquirí el álbum perdido, Damn the Torpedoes, conseguí los anteriores a él y me volví su fan y de la corriente que representaba. La música que grupos como el suyo toca es como la gravedad, puede hacer que las personas se acerquen a ella sin otro fin que la empatía.
Una de las dicotomías más recurrentes en el mundo (tanto en el pasado como en el actual y más que probablemente, en el del futuro) es la que existe entre las personas para las que el tiempo pasa rápido, y siempre se quejan por la falta de él (como el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas); y para las que, a la inversa, transcurre lento, lento, como si estuvieran esperando a Godot.
La obra literaria de Aldous Huxley fue inmensa y variada. Escribió cuentos, libros de viajes, tratados filosóficos, guiones para cine y narrativa. Numerosos libros que revelan una vasta cultura y gran curiosidad intelectual. En sus comienzos poéticos influyeron los simbolistas franceses (Rimbaud, Baudelaire y Lautréamont).
El primer disco sencillo (45 rpm) del grupo de rock instrumental The Champs apareció el 26 de diciembre de 1957. Se tituló “Train to Nowhere”, pero no pegó. Sin embargo, los DJ’s de la radio comenzaron a tocar el lado “B” del mismo, reiteradamente. El tema se llamaba “Tequila!”. Su éxito fue inmediato y llegaron al primer lugar de las listas de popularidad el 17 de marzo de 1958 (hace más de sesenta años).
Entre las muchas influencias que dejó la escuela Bauhaus para el futuro cultural del mundo, estuvo el de fungir como incentivo, inspiración y detonante estético, para la creación de las portadas de discos para diversos géneros de la música: la clásica, el jazz y el rock. Un arte que ha recibido el reconocimiento como tal y que lleva más de medio siglo propiciando el placer sensual, colectivo e individual, pero no sólo.
En 1976 Wolf Biermann recibió el permiso de salida de la RDA para realizar una gira de conciertos en la Alemania Occidental. Después de su primera presentación la RDA le retiró la ciudadanía y le comunicó su expulsión del país. La acción desencadenó una ola de solidaridad con el poeta en ambas Alemanias.
Para reconocer los componentes que hicieron de la Neue Deutsche Welle un fenómeno musical surgido en Alemania, que duró una década y dejó descendencia, en primera instancia hay que hablar de la estética, una con la cual los grupos y artistas germanos de tal corriente (lo mismo underground que mainstream) estaban identificados en común, por sobre su definición sonora.
Con su espíritu clarividente, cosmovisión definida y desde sus distintos lugares de residencia, William Burroughs siempre ejerció como Sumo Augur —una práctica que a base de lucha les ha reservado la prerrogativa del Apocalipsis a los escritores desde tiempos inmemoriales--.
La aparición del disco Grace, de Jeff Buckley, fue la certeza de un encuentro fugaz con un émulo prometéico. Tal instante ocupó un sitio quebradizo en la cultura musical del rock. De “Mojo Pin” a “Dream Brother”, los diez temas que componen el álbum, se encuentran entre lo más selecto del subgénero indie y desde su aparición los músicos no han dejado de mencionarlo como una de sus grandes inspiraciones.
Las actitudes del hip hop y rap gangtas se basan sobre todo en la agresividad sexual contra las mujeres y en su incitación a la violencia general con fines netamente lucrativos y comerciales.
En lo lírico fue donde más se destacaron los Buzzcocks, incorporando a su repertorio una temática de lo más alejada de las vías del género punk, gracias a la pluma de Pete Shelley: cuestiones amorosas, de identidad sexual o de clase social.
En 1955, Allen Ginsberg leyó un texto sobre el cual había trabajado durante algunos años: Howl (Aullido). Cantó sus versos, los gimió, y la parte final de su lectura bordeó el llanto. Esta performance causó una emotiva reacción en el público. Ginsberg comprendió entonces que liberando su personalidad sobre el escenario se podía conmover a otras personas.
Transmisión 20/09/2019: Vibración Anáhuac es una banda de música de Reggaea Rock. Originaria de la Ciudad de México, su nombre hace referencia al territorio ocupado por la civilización mexica. Sus letras invitan a la crítica y protesta social. Recientemente, el equipo de Voces y cantos de la tierra viva grabó a esta agrupación en el Estudio A de Radio Educación y en esta ocasión los invitamos a la Cabina José Vasconcelos para hacerles una entrevista. Nos acompañaron el guitarrista y vocalista Ernesto Avilez, el bajista Federico Rodríguez, el baterista Benjamín Paz y Édgar Arias también en voz y guitarra. Escuchamos las piezas: "Revelación", "América libre" y "Basta". Foto: Olga Arellano Flores
Algunas canciones llegan a nuestras vidas para que descubramos, experimentemos y comprendamos lo que allí se nos cuenta y otras parecen inspiradas en nuestro propio acontecer desmenuzado --un conocimiento misterioso llegado por vericuetos mágicos, seguramente--. Al final, ambas formas parecen creadas y cantadas para cada uno de nosotros.
Cincuenta años después el espíritu del festival de Woodstock, se mantiene ahí para seguirnos contando la revolución de actitudes y comportamientos, la forma de ver la vida, que representaron para toda una generación aquellos días destinados a la mitificación; para constatar el vitalismo, la ensoñación, la alegría, la desinhibición, el radical enfrentamiento con lo establecido de gente que pretendió pensar, sentir, y actuar de una forma distinta; para retratar el esplendor de esa nueva cultura y la sensación de que nada volvería a ser como antes.
Contra todo lo previsto, a Woodstock llegaron procedentes de todas partes 500 mil jóvenes, cuyas edades iban de los 16 a los 30 años, atraídos por el rock, el espíritu de aventura y de hermandad generacional.
Wuthering Heights (Cumbres borrascosas), de Emily Brönte, es una narración realizada con pasión, sabio manejo del lenguaje, agudo trazado de personajes y detalles, y con una gran capacidad persuasiva. Características, además, que la volvieron universal y con vigencia, no obstante el peso histórico de la época que planea sobre toda ella.
Lo underground (como contracultura) se ha practicado dentro del contexto social influido por los deseos de pequeñas comunidades domésticas y/o ajenas coincidentes, pero las decisiones del cómo y del por qué (incluso de su muerte o desaparición) quedan a cargo, por lo general, de los individuos, de cada uno de los exponentes con sus expresiones artísticas particulares.
La librería Shakespeare & Company, de obligada visita para cualquiera involucrado con la cultura, instalada en el número 37 de la rue de Bûcherie, cerca de la plaza de Saint Michel, frente al río Sena y muy cerca de Notre Dame, tomó para sí los conceptos de Sylvia Beach y ahora es quizá la librería más famosa en el mundo, ejerciendo su labor de gran leyenda desde esa pequeña placita de la Ciudad Luz, por la que revolotean cientos de visitantes cada día.
El rock desde la concientización de sí mismo como género ha respetado sus raíces y cualquiera de sus auténticos seguidores sabe que, una y otra vez, hay que hacer una inmersión en ellas y sumergirse también en su rica hemeroteca. En ésta se puede llegar hasta los versos de John Donne, por ejemplo, para descubrir el espíritu del género.
Gene Simmons, el bajista y punto focal del grupo, fue quien perfeccionó el concepto del Kiss exitoso. Es el cerebro financiero y el director comercial del grupo. Cuida en persona que al finalizar cada gira mundial se puedan embolsar decenas de millones de dólares, por presentaciones y por la venta de parafernalia.
En el rock & roll, al comienzo de su tiempo, se encuentra una onomatopeya y sólo una por sobre todas las demás cosas que se han ido acumulando, cuya expresión que retrata la emotividad y la salvaje energía que posee el género: “¡A-womp-bomp-a-loom-op-a womp-bam-boom!”, que abre el tema clásico “Tutti Frutti” de Little Richard. A la que siguió la no menos popular “Be-Bop-A-Lula” del igualmente peligroso Gene Vincent.
En los terrenos musicales del jazz y del rock, se tiene a Moby Dick como uno de sus libros canónicos. El jazz adquirió su Premio Nobel literario a través de la escritora Toni Morrison, quien mencionó entre sus influencias la obra de Melville, mientras que el rock llegó al suyo mediante otra forma literaria, la de la canción.
¿Qué han podido rescatar los fans de Jimi Hendrix en esos “nuevos” discos, a partir de la reconstrucción post mortem? Sonoridad y contexto.
En la sonoridad creada por los rockeros que acompaña a las profundidades del espíritu, también se pasma éste por la presencia de la muerte.
Los poemas de Boris Vian, sus cuentos de humor oscuro como el Lobo-Hombre, han sido el combustible para muchos grupos alrededor del mundo.
Celebra el mundo el 50º aniversario del Bed-in más famoso en la historia, aquel acto dadaísta que consagró la cama como sitio de protesta.
Todo libro convertido en obra de arte, por su forma de ver o mostrar las cosas, produce antagonismos, ésta en su razón de ser. Lolita lo es.
El grupo multicultural The Gutenberg’s Dream es una especie de mesa redonda musical integrada por caballeros heraldos de libros y librerías.
El acercamiento al concepto del Rubáiyát persa (el gozo por la vida y la tolerancia) es lo que buscó plasmar la compilación de Elektra.
Cantantes adolescentes (à la France Gall), con minifaldas y botas de colores, revolucionaron la escena musical y a la sociedad de su tiempo.
Courtney Barnett interpreta un rock rebosante de carácter, de actitud, que ubica sus cimientes en la médula poética del rock primigenio.
John Dos Passos siempre expresó su fascinación por el marginado en su obra, se convirtió en el muralista de la desilusión estadounidense
La muerte del científico Stephen Hawking fue una gran pérdida para la humanidad. Suena a lugar común, pero en este caso es una verdad neta.
Esta emisión celebra los 100 años del nacimiento de J.D. Salinger, quien nos legó un gran libro, acompañada con un soundtrack del siglo XXI.
La escritora Mary Shelley hizo de Frankenstein una fábula universal que puso en el crisol los saberes de su tiempo y los proyectó a futuro.
Muscle Shoals es un lugar sagrado, de peregrinaje. Un tabernáculo, con río, donde hombres o mujeres señalados se transforman en artistas.
John Updike: el prolífico escritor que se disfrazó de mago y con su elegante chistera se afanó en hacer gran arte del acto de sacar conejos.
Ordo Equitum Solis hace hincapié en el dark wave esotérico con marcada influencia medieval, para enfatizar una lírica emocional y romántica.
El discurso sobre el racismo tiñe las diferencias en los Estados Unidos. Al igual que ayer, al igual que siempre. Es un país que no aprende.
The Pretty Things crearon una obra mayor con la escenificación de toda la vida de un hombre que nunca deja de cuestionarse la existencia.
La suya es hoy una imagen sin inquietud, sin ideología, que nada hacia el vacío, con la pátina revolucionaria convertida en mercadotecnia.
La cantante Marta Kubišová participó activamente en la Revolución de Terciopelo, una lucha pacífica en contra de la invasión Soviética.
La música de The Plastic People of The Universe es la evocación de una época que brindó a los checos el futuro promisorio del que hoy gozan.
Intérpretes que harían historia y señalarían el inicio del paso de la mujer al ámbito rockero: Big Mama Thornton, Ruth Brown y LaVern Baker.
El libro de Orwell, 1984, se ha convertido por derecho propio en un hito de la cultura contemporánea y en uno de los textos más mordaces de todos los tiempos. Desde su aparición, y con el auge de los populismos en el mundo, pronto se pueden detectar las simientes del totalitarismo en organizaciones y partidos políticos aparentemente ideales; y en los líderes “carismáticos”, la sombra revelada de opresores manipuladores y obsesivos.
La música de Sam The Sham fue una aportación más del sector chicano a la espectacular sonoridad que movió y conmovió al mundo en 1965.
Los remixes le otorgan otra dimensión a los temas. Todos los DJ’s y mezcladores los abordan de maneras distintas. Algunos trabajan con toda la pieza, otros toman sólo ciertas notas y le agregan algunos elementos “vivos” o sampleados. Otros más extraen un acorde, pero lo reproducen con otro tempo y le aportan su feeling personal.
La época de la New wave en la que puede inscribirse el álbum The Honeydrippers Vol 1, tenía entre sus fundamentos una gran carga nostálgica. El rock and roll, el rockabilly, el pub rock, el soul y el jump blues, la parte más intensa de aquellos géneros, era retomada por grupos que no tenían que ver con el punk reciente, pero del que habían aprendido a manifestar sus raíces.
Transmisión 06/07/2018: En el programa de hoy, José María Ahuizotl -miembro de la Comisión de Medios de la Representación General de Bienes Comunales de Milpa Alta y Pueblos Anexos- nos habló sobre las diferencias entre la Democracia Electoral Partidista y la Comunal Asamblearia. Complementamos su análisis con un enlace telefónico en el que Pedro Chávez Querio, miembro del Concejo Mayor en Cherán, platicó sobre la Autonomía de esta comunidad después de 7 años. En la música escuchamos Rock de algunos pueblos originarios de México.
El álbum Strong Currents fue quizá la mejor declaración amorosa del vanguardista Hector Zazou hacia la voz femenina. Para su grabación reunió en torno a sí a gente como Laurie Anderson, Jane Birkin o Lisa Germano, entre otras. Todas mujeres destacadas en sus diferentes campos.
Este autor noruego obtuvo en 1920 el Premio Nobel de Literatura. La herencia de verdad profunda que emite su obra, influído enormemente en escritores desde Kafka hasta Bukowski, por mencionar a algunos que lo nombraron entre sus más ricas filias, así como la admiración de otros (Thomas Mann, Paul Auster), que a pesar de su desbarres políticos, que son otra e infame historia, se mantuvieron intactas.
Un par de discípulos de Karlheinz Stockhausen formaron, hacia el fin de los años sesenta del siglo pasado, un grupo precursor de la electrónica dentro del terreno del rock y lo denominaron Can. Nombre y concepto se erigieron quizá en la piedra angular más importante de los prodigiosos siguientes años para el desarrollo de la música (1968-1979).
Laibach, desde la distancia temporal de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX, provoca un acercamiento a la realidad social que vivimos (líquida hasta decir basta), la que bajo la directriz de los distintos gobiernos del mundo usa el más rastrero común denominador en el lenguaje cotidiano para erradicar de significado a los fenómenos sociales que los aquejan.
El año 1968 desde el comienzo tuvo movimiento (de signo tanto como de directriz) en el sentido musical. El rock, la sonoridad popular más importante surgida a mediados del siglo XX, tuvo el deseo y la sapiencia de que el futuro traería innovaciones y discontinuidades.
La vanguardia en el rock fue uno de los grandes estandartes en la música de la década de los sesenta y subsecuentes, y con ella se respaldaba y volvía a confirmar la aseveración visionaria de uno de los filósofos más revisitados en aquella época, el griego Platón, quien había escrito lo siguiente: “El espíritu del cambio se insinúa muy fácilmente por medio de la música, penetra de forma gradual por las costumbres y, reforzado, pasa a la vida privada, luego a las leyes y a la cosmogonía humana en general. Con grandeza debe sonar para transformarlo todo”.
Aquel tiempo se destacó por los intentos para lograr cambios en todos los órdenes de la vida. En el sentido musical los motivos fueron variados y consecuentes y sus circunstancias por demás propicias, por ejemplo: el vuelco completo al conjunto de valores musicales provenientes de épocas anteriores; las impactantes modificaciones sociales y políticas que se perfilaban a nivel global y local...
El músico galo Hector Zazou, artista avant-garde y de la experimentación tanto de la música como del performance y del video, además de partícipe del mayo francés del 68, reflexionó profundamente en uno de sus libros sobre la estética sonora de dicho año.
El profesor británico Tony Judt (Londres, 1948-Nueva York, 2010), el más reconocido historiador del siglo XX a nivel mundial, escribió lo siguiente en su libro Postguerra: “El contenido de la música popular en aquellos años era muy importante, pero su forma contaba aún más. En los sesenta la gente prestaba una atención especial al estilo.
La moda Unplugged se inició como una idea de producción "vanguardista", de élite (para continuar como vulgaridad en las siguientes décadas).
Después de haber visto esa muestra con “Las Pinturas Negras” sales del Museo del Prado impresionado por lo visto y evocado, por la profundidad y visión de un tipo como aquél, Francisco de Goya. Y te alejas pensando en la importancia para el arte que un cuadro como “Saturno devorando a su hijo” ha llegado a tener, por todas las cuestiones que desata y no sólo plásticas; y en que esas escenas tan inhumanas ahora se repiten por todas partes.
Nuestro personaje, un atribulado y veterano rockero, viajó con la memoria hasta aquellos años en que alcanzó el pináculo y estaba a punto de entrar en la mejor etapa artística de su carrera, cuando desarrollaría todas sus capacidades y crearía canciones importantes, junto a sus compañeros de grupo. Otros tiempos.
Es posible que el de LCD Soundsystem haya sido uno de los adioses mejor plasmados hasta ese momento (2011, tras Last Waltz por supuesto), afirmación ratificada por un muy celebrado documental del mismo y un postrer álbum testimonial.
La influencia de Hermann Hesse en la cultura contemporánea es amplia y mantiene su estatus icónico. Demian, Siddhartha, El lobo estepario, por ejemplo, son títulos que han fungido de faro para iluminar adolescencias y juventudes, caminos y objetivos estéticos, así como de estandartes para outsiders y espíritus marginales.
A comienzos de 1954, Bill Haley dejó el sello Essex por el más importante Decca Records de Nueva York. El 12 de abril, en su primera sesión para su nueva disquera, él y sus Cometas grabaron "Rock Around the Clock". Este tema se trató de su más grande éxito y una de las canciones más importantes de la historia del género. Inicialmente la pieza fue un éxito modesto (incluso antes había sido interpretada por otro grupo).
En el quinteto Buffalo Springfield había tres excelentes guitarristas, vocalistas y autores y un soporte rítmico moldeable, dinámico y preciso. Richie Furay era la voz principal pero las figuras eran Stephen Stills y Neil Young. Desenvueltos en escena, de voces templadas y grandes creadores de canciones.
Estos instrumentistas finlandeses de formación clásica, conocidos en el mundo como Apocalyptica, tienen el don de sondear los misterios de esas pequeñas notas en suspenso sobre el papel que ansían la liberación hacia la obra tántrica del sonido universal del acero.
En el ambiente alucinado del San Francisco de 1967 surgió la comuna urbana como forma alternativa de coexistencia: en sus casas victorianas vivían en comunidad los músicos de los grupos del nuevo rock, los artistas plásticos, los luchadores sociales, los desarraigados: ahí se ensayaba, trabajaba, dialogaba y se daba oportunidad a otros de hacerlo.
El Monterey International Pop Music Festival (su nombre oficial) fue el primer festival masivo de rock que se realizó en el mundo. Ese solo hecho bastaría para anotarlo en la bitácora del acontecer humano, sin embargo la efeméride fue más allá de la anécdota. Se erigió en el pico de una época que se conocería más tarde como el “Verano del Amor”, la plenitud de la revolución hippie y la plataforma de despegue de la experiencia psicodélica.
Una vez en Londres, Hendrix mostró su interés y talento para utilizar y crecer con las sofisticaciones electrónicas y las técnicas de estudio. Experimentó con los overdubs y contó además con la asistencia técnica y producción de Eddie Kramer. De esta forma estuvo listo para mostrase al mundo como una criatura fantástica amante de las maquinarias.
El álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band es un clásico. Sus muchas bondades han sido detalladas desde su aparición hace cincuenta años y eso continúa haciéndose ahora para celebrarlo. La historia de los Beatles cuenta con muchos comienzos --todo el tiempo se reinventaban--, y el de hace cinco décadas aún no tiene un final.
Fue en el año 2000 que apareció su primer álbum titulado como su nombre: !!! (Chk Chk Chk), el cual fue seguido por un single que los daría a conocer internacionalmente "Me and Giuliani Down By the School Yard", en el que a la mezcla de indie rock, post punk revival y dance punk le agregaban beats del house, sinuosas líneas de bajo, guitarras psicodélicas y letras sencillas.
Con la irrupción de los Doors el rock ya no fue sólo diversión como antaño. Perdió su inocencia. Había una argumentación al hartazgo de la existencia misma; una explicación a la pelea entre el pensamiento y el propio reflejo mundano, sustentada en la intuición pura heredada del romanticismo, esgrimida con poemas hechos de palabras justas, simbólicas, y lo más notable de todo, adecuadas a la lírica del rock.
Las ideas artísticas sólo son respetables cuando son independientes, es decir, cuando no se dejan usar como herramienta de pasarela o mercantil. En el medio sólo sobreviven como saber autónomo ahí donde se resisten a esas realizaciones interesadas. Ese es uno de los puntos que marca las diferencias del pop con respecto al rock.
“¿Cómo saber que algo es verdad cuando se vive con esa fiebre?”, se pregunta Torrini en “When Fever Breaks” (del álbum Tookah) meciéndose con una levedad inesperada dentro del oleaje furioso de un tam-tam primitivo que conlleva las porciones de una eternidad tan grande y espaciosa como para ser apreciada por sólo cinco sentidos. Relatar tal espesura con bellas canciones es su finalidad estética. Mostrar la fascinación por el multiforme espectáculo existencial que fluye siempre hacia la finitud.
Esta tarde el viejo Bill está con Kurt Cobain, el santón trágico de una generación la mar desesperanzada. Es el 25 de septiembre de 1992. Burroughs llegó a la cita para grabar una sesión de estilo spoken word, con su andar cansino, ése que le marca hueso a hueso, con lentes que fijan como alfileres la mirada de sus ojos, el sombrero de fieltro y un traje antiguo y raído.
En la corriente de Mersey beat fue donde se movió el Dave Clark Five. Su prestigio a mediados de los sesenta se debió a su imagen vital, pura, instalada en la parte más "limpia" que pregonaba la alegría y la diversión juveniles. Ello, aunado a un particular sonido conocido como "air hammer" (que semejaba al golpeteo de un martillo neumático), con una producción fuerte, trucada, expansiva y excitante, que ponía al frente al baterista y líder del grupo.
Rafael González Villegas "El Sr. González", presenta su libro "60 años de Rock Mexicano" volumen 1. MÚSICA: 1. Todos a grabar, (Naftalina); 2. Fabrica de muñecos; 3. Yo soy un pecado; 4. Melissa música (El Sr. González)
Michel Legrand, compositor y director de orquesta francés, hizo un viaje a mediados de 1956 a la ciudad de Nueva York con el fin de presentarse por primera vez en la televisión estadounidense. Iba acompañado del productor y realizador Jacques Canetti, también francés. En esta ciudad se entusiasmaron con un ritmo musical que resultaba nuevo para ambos: el rock and roll.
La historia del rock son sus mitos y leyendas, como la que concierne al grupo The Sonics. El rock de garage que surge con ellos constituye todo un fenómeno.
Digamos que en el comienzo fue Chicago. Ese paraíso mítico se convirtió en el centro de la forma urbana y electrificada del blues llegado del Mississippi bajo el nombre de rhythm & blues. Música de pequeños grupos, con el ejemplo totémico de Muddy Waters. Reflejaba el carácter de la ciudad industriosa y los fenómenos sociales acarreados por la migración negra.
Frank Zappa fue sin duda el gran pretendiente a la Presidencia de los Estados Unidos. A través de los años de su vida en el candelero, este importante personaje de la cultura musical externó sus razones y postulados al respecto. Rescatados éstos de diversas declaraciones públicas, he podido conformar el perfil de quien se postuló “seriamente” como candidato a dicho puesto.
En enero de 1967 la contracultura se hizo visible. Las protestas contra la guerra de Vietnam, el racismo y la falta de derechos de las minorías, llevaron a grupos diversos a manifestarse contra ello y contra el sistema (establishment) que lo fomentaba y permitía.
El personaje de Haruki Murakami –Watanabe-- recibe, con mucha jiribilla, el explosivo “regalo” de los recuerdos cuando escucha las notas de “Norwegian Wood” de los Beatles, en la magnífica novela Tokio Blues. Una jiribilla que trae consigo la carga de emociones lo mismo que de inquietudes, angustias, vacilaciones o la reinvención de los gestos cotidianos que vienen aparejados con el recuerdo –como ya constató Borges al respecto memorioso--.
La justicia poética los hizo encontrarse en el momento exacto para ambas partes. En la madurez más que brillante del director Martin Scorsese y en el reto fáustico que tenía el grupo The Band con el tiempo. El resultado: un retrato de la inmortalidad en el escenario.
Kenny G, cuyo verdadero apellido es Gorelick, es un intérprete estadounidense de los saxes soprano, alto y tenor, cuya música se ubica en los vagos límites entre la fusión y el muzak por lo que ha sido calificada, justamente, como "fuzak".
Según el calendario y las enciclopedias el de 1966 fue un año común que comenzó en sábado. Sin embargo, quienes estamos involucrados con la música sabemos que no fue así. Que no fue un año común y que tampoco comenzó en sábado. Lo hizo el 16 de mayo y era lunes. La aparición de Pet Sounds y de Blonde on Blonde fueron las noticias importantes.
Entre tomar fotografías, leer las descripciones y solazarme con los pasos y la vista hacia ambos horizontes, llego a la mitad justa del Puente de Carlos, donde emiten sus sonidos las jovencísimas integrantes de un grupo de cuerdas que interpretan un ecléctico repertorio.
¿De entre los atavíos del género rockero —las drogas, el alcohol, las mujeres fatales, las obsesiones de los fans, la vida de las giras, los traslados, el estrés — es de manera inherente el acto mismo de ser uno de sus intérpretes destacados, de sus divulgadores más escuchados, de sus representantes más conspicuos, algo mortal o peligroso? ¿O será que las personas elegidas por el rock de antemano poseen una línea de vida debilitada y estén destinadas a una muerte prematura sin importar los avatares?
El legado de Chuck Berry es grande y determinante y muchos de sus preceptos pueden ser catalogados como parte del canon del género. Él le dio a éste un lenguaje y la prístina pronunciación de las palabras; compuso canciones sobre andanzas y fobias del adolescente cotidiano y de sus ansias vitales, en ellas habló de la naciente cultura como tal (icónica y temática).
La nostalgia --inherente en la música de casi todos los géneros--, es una droga dura, omnipresente y siempre contemporánea. Pero, al reflexionar al respecto, el lector, el escucha atento, se preguntará ¿cuándo comenzó en el rock este enganchamiento con ella precisamente? ¿Quién lo inició, cómo y por qué?
El papel de la mujer británica dentro del blues fue muy importante, enriquecedor y sobre todo impulsor. A ellas les corresponde en gran medida un sitio en la época dorada del blues-rock. Con nombres como el de Christine Perfect o McVie, Jo-Ann Kelly, Maggie Bell y demás pioneras, las féminas consiguieron instalarse en un nicho aparte como un artículo genuino.
Entre los días 26 y 31 de agosto de 1970 se dieron cita en la Isla de Wight: Jimi Hendrix, The Doors, Bob Dylan, Moody Blues, Joan Baez, Sly & The Family Stone, Ten Years After, Jethro Tull, Miles Davis y Emerson, Lake & Palmer, entre otros.
Al ir pasando por las salas de la exposición Bowie is confirmo, para mí, aquello de que los humanos somos criaturas que se cuentan historias a sí mismas para entender qué clase de entes somos. Relatos como el de este personaje se convierten en lo que conocemos, en lo que entendemos y en lo que somos y, como en su caso, también en lo que nos convertimos y en lo que tal vez podemos llegar a ser.
Con la nueva obra del Cuarteto de Liverpool de 1966, Revolver (el séptimo de su discografía), se hizo evidente que el rock era un espíritu omnipresente y su presencia lo contemplaba todo. Se expandía por doquier (hacia dentro de la mente humana y hacia otras geografías) y en él cabía lo inimaginable.
Como icono mundial, Bruce Springsteen, siente la responsabilidad, plenamente asumida, de estar a la altura del acontecimiento social que representa; de su propio discurso, planteamiento y convicciones frente a su público (la comunidad rockera), sin dobleces, como desde hace cuatro décadas.
Horace X riega su manifiesto musical con un brebaje de High Energy, hecho a base de un reggae de alto voltaje al que se llega tras las huellas de la ruta celta, por un lado; por la de los vientos de la épica balcánica, por otro, y por las de las voces furibundas del Medio Oriente desértico o del hip hop de la Urbe, así, en general, o del soul, del rock, del ska o de lo que sea.
A los 23 años Delmore Schwartz publicó el que sería su texto más famoso: “En los sueños comienzan las responsabilidades”. Y un año después un libro de cuentos con el mismo título. Éste tuvo una excelente recepción en los círculos literarios neoyorquinos y fue considerado uno de los escritores más talentosos del momento junto a John Berryman, Randall Jarrell y Robert Lowell.
John Fogerty (en principio y a final de cuentas el cerebro y alma del grupo Creedence Clearwater Revival) cumplió cabalmente con el precepto artístico de universalizar con sus canciones el viaje interior por el corazón y la música de una geografía humana y pantanera, y su obra vendría a ser la parte sonora de lo ya desarrollado literariamente por Mark Twain y William Faulkner.
¿Qué se debía esperar del nuevo álbum de D'Angelo? La respuesta representaría el siguiente paso. Demostraría que maduró tras tres largos lustros y que eso se haría notar. Lo primero que tenía que hacer era no querer ser demasiado perfecto ni pulido, dejar que todo el material tuviera su propia vida. Lo consiguió. El talento del virginiano cuajó de nuevo en una obra maestra: Black Messiah.
En el tercero y más reciente álbum de The Dø lleva por título Shake, Shook, Shaken, una obra que los reafirma como excéntricos entes creativos y los pone en la cima de las agrupaciones que realmente han marcado la ruta de la música popular en lo que va de la última década.
Lo que Justin Townes Earle compone e interpreta es dark americana: un country contemporáneo con el foco puesto, primero, en la autenticidad artística. Esa área donde la sinceridad del músico no trata de exagerar las interpretaciones o las expresiones emotivas.
La británica Florence Welch con esa presencia suya, tan poderosa de sibila roja, deslumbra con sus apariciones telúricas; con sus cantos sobre brujería y amores complicados; con su mezcla de influencias diversas (de Annie Lennox a Tom Waits); por The Machine, un aparato sonoro variable que puede consistir en un simple piano o por una banda de 32 músicos, la banda con la que busca hacer sentir y comprender a los escuchas.
Los años cero, es decir la primera década del siglo XXI, tuvieron una coyuntura socioeconómica crítica a nivel global que atentó contra su particular realidad al hacer de la ambigüedad su contexto.
Los mitos, los íconos, ritos e hitos acompañados de la sonoridad electrónica definieron de la década de los noventa en adelante muchas de las actitudes, formas de ser, maneras de pensar y hasta gestos comunes del mundo entero. No fue un apocalipsis ni la explosión de nada, sólo el punto de llegada --crítico, eso sí-- de un momento histórico, y al mismo tiempo una nueva y seductora partida para ampliar las fronteras de todo.
En los ochenta, Bob Geldof, líder de la banda irlandesa Boomtown Rats, llamó la atención sobre la hambruna africana y organizó la Band Aid y el concierto Live Aid (que en lo musical también marcó un parteaguas estilístico: de la new wave y el new romantic al synth pop y al uso del sintetizador en detrimento de la guitarra).
En sus orígenes el punk fue un fenómeno musical y social que se manifestó a mediados de los años setenta como reacción contra el pop artificioso, la vacua moda Disco y el onanismo del rock progresivo y metalero, emparejado con el descontento social de una nueva generación de jóvenes, lo mismo en Nueva York (donde se originó), que después, en un país atormentado por la conciencia de clases y por el retroceso económico, como Inglaterra.
Los años sesenta señalaron lo musical como protagonista (con el nacimiento de infinidad de géneros), pero en esencia subrayaron lo sociopolítico. Puede considerarse la década de las ideologías.
Marcel Proust escribió que “el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en obtener nuevos ojos”, es decir otra visión y otros argumentos. En el terreno del rock and roll esto siempre es necesario. Porque para disfrutar plenamente de él y quedar con la atención satisfecha hay que estar y sentirse extasiado ante la mera y espectacular historia de su aparición y posterior presencia en el mundo.
La contribución constante e ininterrumpida del dadaísmo al arte contemporáneo –del que el jazz, la música electrónica y el rock forman parte indiscutible-- es la puesta en duda continua sobre la esencia misma del significado artístico; la certeza de que todo –literalmente-- es una convención que puede ser puesta en tela de juicio y que, por lo tanto, no hay regla inamovible que legitime de manera alguna lo artístico.
El coro de “You Cant Alway Get What You Want” cantaba sobre el espíritu de los tiempos. Era la representación de la gente en él. Reinaba esa sensación de desasosiego frente al fin de la utopía, el desamparo colectivo frente a un mundo incierto y cada vez más intrincado.
Una época, una canción y un concierto. Así podría anunciar la emisión navideña de este año que termina. Emisión que festeja los 30 años de la canción más escuchada en aquellos tiempos (y recientes): “Do They Know It’s Christmas?”, la cual contiene diversas historias y ofrece varias lecturas: la política, la social y, por supuesto, la musical.
En las más de doscientas canciones que ha compuesto Neil Finn a lo largo de su carrera, la cotización de sus atmósferas ha crecido y dado a su estilo un nombre propio. Y la gama que abarca desde lo melódico, por antonomasia, hasta la experimentación psicodélica (pasando por la New Wave, el pop rock, el indie, el dream pop o el space) le ha acarreado éxitos monumentales y ser nombrado como referencia incuestionable de la época.
Cien años después de la publicación de Hojas de hierba, de Walt Whitman, el libro –que sublimó lo ordinario-- conectó con el sonido que lo intensificaría y daría a conocer a multitud de generaciones: el rock and roll. Y lo haría gracias a dos profetas de sus palabras: Jack Kerouac y Allen Ginsberg,
Arthur Alexander entró al estudio FAME de Rick Hall para grabar aquella canción. Hall llamó a los músicos de la banda local con la que tocaba y juntos grabaron “You Better Move On”. Rick Hall ganó suficiente dinero con ella para convertir FAME en un estudio de referencia histórica (un sitio por el que pasarían luminarias).
Con la exégesis músical que dio aquel grupo británico esa noche, en aquel auditorio de la ribera suiza, algo se movió para mí transfiriendo unos minutos de actuación en un tiempo de eternidad personal conectada permanentemente a su dinamo (y que gracias a la edición del disco con dicha presentación, Rockpile Live at Montreux 1980, puedo revisitar cada vez que lo requiera).
Primero fueron los literatos, los poetas, quienes hicieron salir a Nosferatu (y Drácula a la postre) de su ataúd. Luego vinieron los cineastas (con F.W. Murnau a la cabeza) y los actores como Bela Lugosi, Max Schreck, Klaus Kinski. En tiempos recientes les ha tocado a los músicos del rock evocar al vampiro.
Los entusiasmos e influencias de Syd Barrett se volvieron tópicas: oráculos chinos y cuentos de hadas infantiles; ciencia ficción de serie B y los textos de J.R.R. Tolkien; las baladas folk inglesas, el blues de Chicago, la música electrónica de vanguardia, Donovan, los Beatles y los Rolling Stones.
"Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero"- 19° Tour de Cine Francés - "Alicia en el País de María" - AMBULANTE Fecha de transmisión: 2 de Septiembre 2015.
A comienzos de los años setenta los Rolling Stones huyeron de Inglaterra en desbandada. Hacienda los tenía en la mira y les mordía los talones (como brazo armado del stablishment). Y también tenían detrás de ellos a un mánager que, tras quedarse con los derechos de todas sus canciones de la década anterior, quería zamparse por igual los derechos de temas todavía inéditos.
En lo netamente musical el jazz-rap es un subgénero del hip hop que incorpora influencias jazzísticas en diversos grados y niveles, según el artista y sus intenciones. El desarrollo en este sentido entre finales de los años ochenta (sus comienzos) y mediados de la segunda década de los años cero (cuando cumple ya un cuarto de siglo) ha sido patente.
El cantautor estadounidense Woddy Guthrie murió en octubre de 1967 pero su legado dentro de la música popular y dentro del rock, en específico, ha permanecido tan fresco como el primer momento en que Bob Dylan lo presentó a una nueva generación con versiones de sus cantos.
A los primeros productores de Del Shannon lo que los atrajo fue su canto (con un timbre de voz y falsete inconfundibles) y su estilo compositivo. Decidieron grabarlo. De tal manera apareció el tema “Runaway”, que lo daría a conocer en toda la Unión Americana y en el resto del mundo.
El rock, como música y prioritariamente como cultura, siempre ha buscado la oportunidad y también el motivo para manifestar su selección de influencias. En el caso de los ingleses, éstos han sentido --desde los años sesenta del siglo XX-- especial apego a todo lo indio y árabe por la misma causa por la cual los rocanroleros estadounidenses se sienten ligados a la música negra.
Las innovaciones técnicas y el aprovechamiento de los procesos mecánicos son características del siglo XX, manifiestas en todas las artes reproductivas, del grabado a la serigrafía, del cartel y el comic a la publicidad y a la fotografía.
Para hablar del J-Rock, como hoy se le denomina al género surgido por aquellas praderas del Sol Naciente, hay que remontarse a los años 50 del siglo XX cuando comenzaron las influencias occidentales llegadas de La Unión Americana con el rockabilly al frente, primordialmente.
Las imágenes de Anton Corbijn, tanto fijas como en movimiento creadas a lo largo de casi cuatro décadas --de Art of Noise a Tom Waits en decenas de videos o fotos-- y que incluyen dos largometrajes laureados: Control (biopic de Ian Curtis) y The American (con George Clooney), le han conferido el título de “Maestro del arte oscuro” en tres diferentes medios que se caracterizan, además, por sus miles de oficiantes en competencia.
Hace más de 25 años Sergio Monsalvo publicó el libro La canción del inmigrante (Tinta Negra Editores As de Corazones Rotos, 1989). En éste, buscó abarcar parte de la historia de los México-estadounidenses (chicanos), de su cultura y del rock surgido de la raza de aquellos lares, desde los antecedentes más remotos (Aztlán, en el origen) hasta llegar al grupo que ha retratado social y musicalmente --del huapango y otros estilos tradicionales al rock duro y viceversa-- la forma más pura del ser chicano: Los Lobos.
The Traveling Wilburys hicieron canciones de amor entre el deseo y la frustración, citas de sí mismos presentadas con cierta sonrisa y todo tipo de juegos con la guitarra. Muchos son los puntos destacados de sus discos ricos en material (¡rock & roll de raíces!).
La onda póetica expansiva iniciada por Charles Baudelaire y continuada por A.R. Ammons, tiene en el grupo Garbage a su soundtrack más representativo de los tiempos que vivimos: un sumidero en la acumulación de restos y desperdicios de toda índole, en donde la vida se ha visto degradada por el perverso devenir del mundo.
Este es el perfil de un dios que fue único y diferente dentro de la escena del rock. Se forjó a sí mismo; vivió en los vértices del triángulo geográfico fundamental del género (Nueva York, Luisiana, California); creó un sonido particular; una coreografía para sus presentaciones, cuya estética prevalece hasta nuestros días en diversos ámbitos de la cultura popular.
No hay mayor equivocación con respecto a un artista grande que darlo por conocido o por entendido. Hasta ahora yo creía, no sin suficiencia, que a Bob Dylan lo tenía de esa manera. Ahora que lo he revisitado con motivo del medio siglo de la aparición de Highway 61, he descubierto nuevos ángulos para escuchar sus canciones, sobre todo en lo que respecta a “Like a Rolling Stone”.
En la temática del rock el crimen de género ha sido un asunto recurrente en su ficción lírica. Sin embargo, de facto, tal homicidio cometido por parte de rockeros (incluyendo a los del heavy metal más extremo) ha sido muy escaso y con muestras muy señaladas, como salvedades: el de Nancy Spungen a manos de Sid Vicious, el de Lana Clarkson por Phil Spector, y el de Marie Trintignant por Bertrand Cantat, entre los más destacados.
Una vez que el doo-wop, ese subgénero derivado del rhythm and blues, desembarcó en New Jersey, el estado que se extiende frente a Nueva York, fueron los italoamericanos, en específico, quienes lo tomaron para sí y lo unieron a sus propias tradiciones vocales.
Una buena canción debe llevar a la euforia o al relajamiento. Una buena canción que además se vuelva clásica, única, también cambiará la temperatura del cuerpo con su melodía, las coordenadas de la razón con su letra. Eso lo ha provocado “Satisfaction” como constante. Reververó su riff legendario y, desde entonces, está inserto en la memoria del corazón y en la de todo presente porque permite la revisitación en épocas distintas.
Llegar como extranjero, ante la imagen de una ciudad como París, exige motivos distintos, tan triviales como profundos. En ese bar, el Rendez-vous des Amis, esa noche, supe los míos: encontrarme por fin con el lejano corazón de mis afinidades electivas; ese corazón hambriento de vida, que con una canción escuchada en las mejores condiciones, me hizo vislumbrar el producto de tanta literatura, tanta poesía, tanto cine y nombres acumulados, hasta toparme con su verdadera esencia.
En estos retratos del día a día que presenta el grupo Wir Sind Helden, en la vida de una de ficción musical hecha con retazos de la realidad contemporánea de fondo, nos van mostrando poco a poco imágenes de lo que alguien, cualquiera, ha querido ser y de lo que es.
Actualmente, como parte de las celebraciones por el centenario del fin del siglo vienés, se reúnen obras de su pintor más representativo, en una exposición-espectáculo en la Costa Azul de Francia. Klimt y Viena, un siglo de oro y de colores es un espectáculo multimedia inédito que ilumina un recinto excepcional: las Canteras de Luces en Les Baux-de-Provence.
La evolución de sus voces hacia un enfoque más contemporáneo, con énfasis en las inclinaciones jazzísticas del grupo, le ha valido a Manhattan Transfer recibir premios y reconocimientos internacionales. El suyo ha sido un triunfo artístico con material complejo que invariablemente pone a prueba la capacidad interpretativa del cuarteto. Al involucrarse con un disco navideño, Tim Hauser y compañía logran una obra excelente.
Phil Spector, el más legendario de los productores musicales en la historia de la música; cuyo nombre es sinónimo de genialidad en ese rubro; el que produjo discos míticos como el de las Ronettes, el Christmas Gift For You, el Death of a Ladie’s Man, de Leonard Cohen, el End of the Century de los Ramones o el Let it Be de los Beatles, fue procesado hace un lustro por asesinato.
Hace 50 años Ronan O’Rahilly empezó a fantasear con crear una emisora flotante, una estación de radio a bordo de un barco en aguas internacionales, libre y sin las restricciones de la ley, dedicada casi en exclusiva a la programación musical del rock 24 horas al día.
Roger Waters dijo en 1980 que no presentaría The Wall en vivo hasta que cayera el Muro de Berlín. Diez años después tendrá que cumplir con su palabra. Una institución de asistencia para las víctimas de las catástrofes naturales hizo contacto con el músico para que la apoyara en su labor, realizando un magno evento que llamara la atención hacia el proyecto y cuyas utilidades netas fueran en beneficio de la fundación.
Las fotos que trascienden arrojan luz sobre un momento importante o sobre un aleteo casi imperceptible del alma humana, en este caso a través de su expresión musical. El fotógrafo que busque eso debe mantener la realidad a distancia, evitando enredarse en sus accidentes para a la larga zambullirse en brazos de lo real. En eso consiste su tarea y cuando lo consigue se consagra.
Está claro que el grupo irlandés The Strypes necesita excitarse con lo que lo conmueve. El secreto de estos cuatro jovencísimos músicos está en hacer aquello que los quema por dentro.
Desde los comienzos de la actividad fotográfica ligada al género, el fotógrafo que ha logrado estar en el lugar justo, en el momento justo, ha sido capaz de atestiguar escenas que han trascendido en el tiempo y puesto su nombre en la historia de la música, tal es el caso de Alfred Wertheimer.
El pop de los años setenta sólo conjugó un verbo: edulcorar. Y lo conjugó como suele hacerlo el mainstream, la corriente más comercial: exageradamente. Lo hizo al arrullo de la única formación cuyo sustento exclusivo era ése: Carpenters.
A lo largo de los años me he preguntado en diversas ocasiones ¿en qué disco o discos me gustaría vivir? Sí, dentro de él o ellos. Los motivos son totalmente subjetivos: por lo que me trasmiten y emocionan; por su ambiente, significado o el momento histórico en que se grabó; por el lugar donde se hizo; porque con él se inauguró un género o porque ahí se reunieron varios elementos por única vez, en fin, diferentes causas que masajean mi imaginación.
Si cualquier mitología se muestra en su forma exterior y literal como una serie de fábulas, se revelará como una sucesión de imágenes llenas de contenido. La unión entre rock y cinematografía ha dado lugar a decenas de películas que han contribuido a crear un género propio, con características únicas y cuyo desarrollo ha alcanzado dimensiones insospechadas a lo largo los años.
“¡Vamos a restituir el sexo al lugar que le corresponde!” Ésa fue la consigna que lanzaba el grupo británico Rockbitch al iniciar sus conciertos. Compuesto hacia el final de su existencia por seis mujeres, presentaba una combinación casi perfecta entre punk celta, goth metal, industrial y porno.
Del trabajo conjunto entre Lou Reed y Mick Ronson, más las salpicadas aportaciones de David Bowie, surgió uno de los discos más impactantes de la historia del rock: Transformer. El cual tras su aparición sería fundamental para el desarrollo de diversos estilos musicales, entre ellos el glam, que tendría al propio Bowie como uno de sus estandartes.
La emergente música del rock & roll nació con la imaginería del automóvil a mediados del siglo XX y fue el género que propagó dicho icono como guía para la realización de uno de sus fundamentos esenciales: la diversión (los otros eran la glorificación de la juventud, la celebración de la energía –incluida la sexual, of course--, y el odio hacia la educación formal e impositiva).
Ray Davis fue, al frente del grupo británico de los Kinks, un imaginativo constructor de atmósferas que se ponían al servicio de la consistencia de sus personajes y con ellos comunicaba las necesarias dosis de hondura y verdad a las canciones que el cuarteto interpretaba, su verdadero reto como artista, ése que cuenta historias que hablan de lo que le pasa a la gente común y corriente, dándole voz a sus anhelos y perversiones.
El año 2009 fue memorable por varias razones. Hace un lustro sucedieron cosas importantes para la cultura que empezaron como tendencias y hoy están más que consolidadas, para bien y para mal. La más incisiva, fue que el lenguaje de las redes sociales impuso --desde entonces-- el vocabulario escrito más usado durante el año, de manera global.
“Hotel California” es el primer track del célebre disco del mismo nombre de The Eagles. Es la descripción de un espíritu dañado. Deformado por el dolor de no saber su papel en el mundo, por la profunda duda. Otra de sus anomalías está en que la mayoría de la gente la califica como “bonita”, cuando en realidad es todo lo contrario o, más bien, posee la belleza de lo terrible.
Se me han muerto muchos héroes últimamente. Así que de vez en cuando decido cerrar los ojos para ver si ese azote abre un paréntesis. Y cuando los abro, Nick Lowe sigue todavía ahí, por fortuna. Él es ahora un tipo de sesentaytantos pero con el espíritu joven de los años cincuenta. Ya quedan pocos así.
Las Shaggs no hicieron más que una grabación. No se volvieron famosas, los musicalizadores de las estaciones de radio ni siquiera las programaron, pero el papá cumplió con el sueño de que sus hijas fueran rocanroleras. Porque creía que era la música la que las acercaría a lo divino y las haría estar en concordancia con el mundo.
Años después, luego del suicidio de Kurt Cobain, se le preguntó a William Burroughs sus impresiones sobre el músico: “Era un joven atento y educado. Y luego de que me diera a leer las letras que compondrían las canciones para el siguiente disco de su grupo, supe que también estaba más que listo para la muerte”.
La gama de esta cultura va de lo unidimensional, tradicionalista y conservador hasta el otro extremo en donde está el avant-garde, aquél que sabe que el rock es como un gran pastel en el que la música sólo es una de sus rebanadas y el resto conformará el todo relacionado con ella: literatura, cine, pintura, teatro, arquitectura, danza, performance, al igual que las humanidades, las ciencias sociales y exactas.
Fue en la década de los sesenta que se supo que el blues era de todos, que pertenecía al mundo en general, y que la actitud asumida frente a él o con él, era el modo de expresión. Los músicos no negros encontraron en la guitarra el instrumento idóneo para manifestarse en tal sentido.
Talking Heads se erigieron como un grupo innovador y cosmopolita que siempre se encontró en transformación y reinventándose a sí mismo. Negándose a ser convertidos en una fórmula, por más de una década trabajaron con un contenido temático poco ortodoxo y una progresión estilística continuamente adelantada a su época.
En el germen mismo de la concepción del Rock & Roll se puede ubicar el primer nombre en la lista de la leyenda de sus paternidades (que son muchas). Uno al que no se le ha brindado el debido reconocimiento en ese sentido, aunque un riguroso examen de su ADN musical lo comprobaría a todas luces.
Los temas de Chip Taylor, en sus comienzos, tenían la habilidad de reflejar la sensibilidad femenina y fueron registradas por Aretha Franklin, Lorraine Ellison, Dusty Springfield, Peggy Lee, Janis Joplin o Barbara Lewis. Sin embargo, y a pesar del éxito obtenido con varios de los títulos interpretados por ellas la segunda parte década de los sesenta fue su momento álgido, con dos canciones que lo instalaron en la historia tanto del rock como del pop para siempre.
Alejandro Escovedo inició su carrera como solista con el disco "Gravity", que fue donde finalmente encontró su voz particular. Obtuvo la libertad del músico de culto que le permitió navegar entre el alt country, el rock alternativo, el americana y el rock de raíces.
Al parecer, los accidentes y las muertes prematuras resultan ser el mejor movimiento profesional que puede hacer un miembro de la comunidad rockera. No hay grupo que resida en el Olimpo o que se afane en alcanzarlo, que no tenga en su bagaje un cadáver exquisito. Baste echarle una mirada a las páginas de su bitácora.
Una de las muestras más conspicuas de la escena musical de Tokio, y que ha copado los últimos tres lustros por su calidad compositiva y connotada interpretación instrumental, es el cuarteto llamado Mono.
Así fue como llegué a mi último curso en el liceo. Era 1961. La sorpresa en el mismo no la causaron las nuevas materias o los maestros, sino otro compañero que en la cafetería de la escuela puso en el aparato de sonido del local la canción del día: la famosa pieza “Hit the Road Jack” de Ray Charles.
El rock es heredero directo del romanticismo y sus poetas también lo son. Se han negado a hacer una distinción entre el arte y la vida. Personalidad sobresaliente de dicha escena ha sido Lou Reed desde los años sesenta con sus letras crudas, incisivas y cargadas de poética urbana.
En el mundo de la música suceden cosas semejantes al de los vinos. Hay años de cosechas excelentes, regulares e intrascendentes (no necesariamente malas). Es un hecho que se ha repetido a lo largo de la historia, y las causas de uno a otro varían por una serie de circunstancias que sería inútil enumerar para configurar un patrón.
Los Beatles lograron con un par de discos, en 1963, una de las cumbres mayores en la historia del rock con su luminosidad lírica y calidad tanto compositiva como interpretativa.
John Mayall: guitarrista, armoniquista, tecladista, compositor, cantante y, sobre todo, líder de banda representa el estilo, la profundidad y la lucidez de una generación allende el Atlántico, que supo comprender y fundir en su experiencia vital la música afroamericana, que en su propia tierra no tenía aprecio alguno a mediados de los años sesenta.
Ian Dury, al igual que el Marqués de Sade, llevó el asunto del exceso más allá del escándalo. Muchas veces hasta la comedia, tanto así que la primera vez que se presentó en la televisión inglesa cantó, a pesar de que el productor le pidió que no lo hiciera, un tema que ya circulaba como un himno en el underground británico: “Sex & Drugs & Rock & Roll”.
Rock & Roll. Este género fundacional, en la era hipermoderna y por su inherente razón de ser, no se evade de lo aprendido a lo largo de su historia (no en balde más de 60 años de él), pero por su propia genética asimila en forma constante las visiones que los nuevos grupos traen consigo en sus interpretaciones.
Entre otros elementos, el instinto y el sentimiento sirven para medirse en el universo genérico del rock. En la corriente del shoegazing, y de la posterior nu-gaze, este credo sostiene aquellos elementos como sus valores únicos y centrales. Concepto deliberadamente ambiguo y hasta confuso para quienes no participan de él.
Ya sea como referencia descriptiva del optimismo, de un sentimiento, como mensaje de fe libertario, como herramienta de requerimiento social o de autoconfianza, la canción “I’m a Believer” ha desarrollado una historia particular y se ha mantenido fresca en la psique colectiva de varias generaciones.
Ninguna acción resume mejor el delicado equilibrio de la adolescencia que el hecho de fugarse. Quienes han practicado este desafío saben, como cualquier náufrago, que la huida es un salvavidas que permite desafiar la gravedad y la ley y significa el primer mandamiento de la autodefinición: lo peor que te puede pasar cuando huyes es encontrarte con tus fantasmas y finalmente contigo mismo.
El productor Rick Rubin apostó por la buena música que había escuchado en un concierto en Los Ángeles del grupo Gossip. Lo firmó para la subsidiaria Music With a Twist, que tiene como objetivo a los artistas del término LGBT (lésbico, gay, bisexual y trans), y grabó su irónico cuarto álbum: Music for Men, lanzado en el 2009 (a éste le ha seguido A Joyful Noise).
En el rock de garage que interpretan The Vaccines está el germen de la cadena biológica del rock, el que señala su ADN (con alma incluida).
En el 2012, Dan Auebach, el cantante y guitarrista de Black Keys’, llamó a Dr. John para proponerle la producción de un álbum. El “galeno” aceptó. Dr. John, quien antes de graduarse en medicina vudú fuera Mac Rebennack, nació y creció en Nueva Orleáns con el sonido de su música.
En Saigón, el encuentro entre repertorios tradicionales y músicas cosmopolitas occidentales generó dinámicas culturales ligadas a fenómenos de movilidad, como la emigración de los músicos y la relación entre metrópolis vecinas.
Daniel Jonhston es una víctima extrema de lo que los psicólogos llaman trastorno bipolar. Es lo que hace poco se conocía como un piscótico maniaco-depresivo y antaño simplemente como un “loco”. Johnston tiene más de cincuenta años y es un artista outsider de la música, del dibujo y del video.
Aquel año, 1968, fue un periodo fantástico para el rock en general. Aparecieron en escena corrientes, movimientos géneros y subgéneros que enriquecieron el acervo de la cultura popular.
El régimen estalinista checoeslovaco enfrentaba una creciente movilización de la juventud y la intelectualidad. En 1968 la crisis de la cúpula se combinó con el impulso de un enorme movimiento popular. Estalló así la llamada “Primavera de Praga".
La música resultó fantástica en 1968. Con ella no tenía uno que tragarse los sermones que predicaban una radicalidad impoluta, esos que acaramelaban a los integrantes de los comités de lucha.
La historia oficial de la música nunca le ha hecho justicia a Ike Turner, un excelente intérprete del blues, del rythm & blues, del soul y funk en la guitarra, además de ser un compositor prolífico y agudo productor en estos géneros.
La aparición y desarrollo, en la primera década del siglo y los primeros años de la segunda, de un grupo como Gorillaz lleva a reflexionar sobre cómo la música popular más inteligente se interesa cada vez más por las formas a través de las cuales se elabora a sí misma.
El conservadurismo estadounidense agregó el rock & roll a su particular averno negro porque, según éste, los ritmos salvajes producidos por dicha música ponían de relieve la libido primordial contra la que el hombre blanco había tratado de erigir la barrera de su cultura frágil y amenazada.
Por Sergio Monsalvo C. Con cada disco, Robert Wyatt confirma ser un género en sí mismo y su voz (en tres idiomas: inglés, italiano y español), un fenómeno al que el japonés Ryuichi Sakamoto ha definido como “el sonido más triste del mundo”...